NOVENA A LA VIRGEN MARÍA
EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO
17 al 25 de abril

 


 

 

HISTORIA DE LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO DE GENAZZANO

A poca distancia de Roma se encuentra la Basílica de Nuestra Señora del Buen Consejo, imagen que en el siglo XV se trasladó allí milagrosamente desde Scútari, Albania, huyendo de la invasión turca y en respuesta a una fervorosa oración de dos piadosos albaneses

La ciudad de Genazzano (60 km al sur de Roma), remonta al tiempo del Imperio romano. En ella los patricios y la corte imperial establecieron sus mansiones o “villas” junto a templos, anfiteatros, circos y termas, cuyas ruinas atestiguan hasta hoy su antiguo fausto. Este lugar era escenario de fiestas en honra de los dioses, algunas de las cuales eran mero pretexto para orgías paganas. Una de esas celebraciones se realizaba el día 25 de abril, en honor de la diosa Flora.


Después que Constantino el Grande diera libertad a la Iglesia, bajo el pontificado del Papa San Marcos (336) desaparecieron en Genazzano todos los trazos de paganismo en las costumbres, y se edificó allí una primera iglesia dedicada a María Santísima, bajo la tierna invocación de Madre del Buen Consejo. Posteriormente los Agustinos levantaron en un extremo de la ciudad un modesto convento.


Con el paso de los siglos la importancia de ese primitivo templo fue decayendo, hasta que, ya bastante deteriorado, de su antigua preeminencia sólo le restaban el nombre, un bonito bajorrelieve en mármol representando a la Virgen Madre del Buen Consejo, y el privilegio de ser punto de afluencia de peregrinos que venían a pedir gracias, que María Santísima continuaba prodigándoles maternalmente.


A mediados del siglo XIV, se confió el cuidado del antiguo templo a la Orden de los Eremitas de San Agustín, a fin de asegurar la asistencia pastoral a los fieles y la conservación del venerable edificio. El trabajo de los frailes produjo una notable elevación moral y religiosa de toda la ciudad, y muchos fieles de ambos sexos ingresaron en la Orden Tercera de San Agustín.


No obstante, las dificultades financieras seguían impidiendo la tan urgente y ansiada reforma del templo de la Madre del Buen Consejo.

 



Un alma piadosa prepara el camino a esta nueva devoción.


Pero esta gran Señora tenía prevista para esa dificultad extrema una solución providencial y maravillosa, que los hombres eran incapaces de imaginar. Ella quiso valerse de una simple terciaria agustina para realizar un prodigio único en la Historia de la Iglesia, que traería como consecuencia no sólo la restauración del templo, sino un nuevo e incomparable esplendor de aquel recinto sagrado.


Petruccia de Nocera, viuda desde 1436 y sin hijos, dedicaba la mayor parte de su tiempo a la oración y a ejecutar pequeños servicios en la iglesia de la Madonna del Buen Consejo. Le dolía ver el estado del templo, y rezaba con fervor para que pudiese ser restaurado. Por fin, decidió asumir ella misma la iniciativa. Con licencia de los frailes, entregó todo su patrimonio para el costeo de las obras de restauración y ordenó iniciarlas, contando con la ulterior ayuda de los fieles para llevarlas a buen término.


El plan había sido bien estudiado, se ampliarían todas las dimensiones de la vieja iglesia, reedificando su estructura. Pero a la mitad de las obras, Petruccia, que ya contaba 80 años de edad, constató que el monto que había ofrecido no alcanzaba para continuar los trabajos, y que nadie se había presentado para auxiliarla. Así, al momento de agotarse sus recursos las nuevas paredes se elevaban irónicamente a poco más de un metro del suelo... Entonces, algunos conocidos de la pobre terciaria comenzaron a enrostrarle la imprudencia que había cometido; otros se burlaban de ella, y hasta hubo quienes la reprendiesen severamente en público. A todos ella se contentaba en decirles: “No deis, hijos míos, tanta importancia a esta infelicidad aparente, pues os aseguro que antes de mi muerte la Santísima Virgen y nuestro Santo Padre Agustín terminarán la iglesia comenzada por mí”.


Nadie podía imaginar entonces hasta qué punto ese anuncio de Petruccia era profético.


 


La Santísima Virgen tomó posesión de la iglesia.


La Santa Iglesia había cambiado el contenido del festejo realizado en Genazzano el 25 de abril. El pueblo que en tiempos de paganismo se reunía para entregarse al desenfreno, ya convertido pasó a festejar en la misma fecha al patrono de la ciudad, San Marcos. En la mañana de ese día, en la Iglesia de la Madre del Buen Consejo comenzaban las celebraciones con una Misa solemne, en presencia de las autoridades eclesiásticas y civiles e incontables fieles venidos de toda la región del Lacio. Había después una gran feria montada en la Plaza frente al templo, llena de pintorescas barracas de toda clase de productos, y se armaban estrados de diversiones para entretener sanamente al gentío durante el resto del día.


El 25 de abril del año 1467 era sábado. La fiesta en honor de la Madre del Buen Consejo transcurría normalmente, con gran concurso de pueblo. La incansable Petruccia iba de aquí para allá, siempre muy servicial en los oficios que le cabían, y respondiendo con paciencia a los que la interpelaban acerca de su “pretencioso” proyecto. Cuando de repente, a eso de las 4 de la tarde, se dejaron oír los acordes de una melodía agradabilísima, que parecía venir del Cielo. Todos se pusieron a escudriñar de dónde podían venir esos sones maravillosos. Entonces, por encima de los tejados y de las torres de las iglesias, en el cielo primaveral y poético del Lacio, se dejó ver una pequeña nube blanca que desprendía rayos luminosos y venía bajando al son de una melodía excepcionalmente bella. Poco a poco la nube de luz bajó hasta la misma iglesia de la Madre del Buen Consejo, donde quedó suspendida junto a la pared del fondo de la capilla inconclusa. Al mismo tiempo las campanas de la vieja torre se pusieron a repicar por sí mismas, seguidas de inmediato, en un unísono milagroso, por todos los campanarios de Genazzano. En pocos segundos la capilla quedó repleta de gente que, asombrada, acudía a admirar aquel fenómeno celestial. La nubecita se fue disipando y dejó ver un objeto bellísimo, una pintura que representa a Nuestra Señora trayendo tiernamente a su Divino Hijo en los brazos.


En el local de la aparición ya se oían vivas desbordantes de alegría a la madre de Dios, al lado de gritos: “¡Milagro! ¡Milagro!” Los que ya habían partido hacia sus ciudades volvían atrás rápidamente, pues el repique inesperado de campanas les había llamado la atención y de lejos habían podido ver la misteriosa nube luminosa que bajaba sobre Genazzano.


Muchas personas enfermas o probadas se sintieron inspiradas a pedir cura y consuelo a la imagen llegada milagrosamente, y de inmediato comenzaron a ser atendidas, como consta en documentos emitidos por las autoridades eclesiásticas locales.



Dios premió el acto de confianza.


La noticia se esparció por el Lacio y después a toda Italia. Multitudes fervorosas comenzaron a acudir para venerar aquella imagen, milagrosamente suspendida en el aire. Comenzaron a llover las limosnas, como una respuesta providencial a la confianza inquebrantable de la buena Petruccia. Sus esperanzas se veían ahora realizadas. La Madonna del Paradiso, como fue llamada la imagen en el primer momento, logró así que las obras de la iglesia fuesen retomadas y en poco tiempo ésta adquiriera un aspecto majestuoso. Artistas y artesanos unieron sus talentos para construir un rico y solemne altar en la pared junto a la cual se mantenía suspenso el fresco maravilloso. Se fundieron veinte lámparas de plata que ardían en honor de la Virgen Santísima.


Para Petruccia, su misión estaba cumplida: ya podía decir, como el anciano Simeón, “Ahora puedes llevar a tu siervo”. Colmadas sus esperanzas por María, sólo le quedaba cerrar los ojos a esta vida para contemplar los de su dulcísima Abogada y Madre. Cuando falleció, los Agustinos depositaron sus restos en la iglesia, bien próximos de la sagrada imagen. Junto al altar fijaron una lápida recordando algunos trazos de su santa vida. Y desde entonces el pueblo la llamó “Beata”.
 


De Scutari a Genazzano


Pasado algún tiempo de la aparición, la Madonna del Paradiso quiso dar a conocer el origen del maravilloso fresco, relacionado con la penosa situación que vivía la Iglesia al otro lado del mar Adriático.


Entre los peregrinos llegados a Genazzano había dos personajes que provocaban extrañeza por sus ropas y por los trazos fisonómicos que los identificaban como extranjeros. Uno de ellos era aún joven, y el otro ya adulto. Venidos a Roma desde Albania a comienzos del año, contaron una singular historia a la cual inicialmente nadie quería dar crédito.


En enero de ese año de 1467 había muerto el último y gran monarca de los albaneses Jorge Castriota, más conocido como Scanderbeg. Él había dado altas pruebas de fidelidad heroica a la Iglesia en la lucha contra los turcos que amenazaban aplastar la pequeña nación cristiana. Desde su juventud había tomado parte en combates contra los musulmanes; en uno de ellos, en Croja, entonces capital de Albania, derrotó fragorosamente al propio sultán Amurat II. A lo largo de una serie de campañas victoriosas, en las cuales había derrotado numerosas hordas turcas que durante años hostilizaban a sus compatriotas, Scanderbeg ocupó varias fortalezas en toda Albania. Después, con su pequeño ejército de soldados montañeses bien adiestrados, quedó a la espera de nuevas embestidas turcas. Éstas no se hicieron esperar y un número incontable de infieles asoló nuevamente el territorio cristiano.


Lamentablemente el pueblo albanés sufría desde hacía tiempo la influencia del cisma bizantino, y oscilaba entre la adhesión y el rechazo a la Santa Sede. Así, a la muerte del fiel Scanderbeg Albania pagó las consecuencias de su prolongada inconstancia y tibieza. Los ejércitos turcos, viéndose libres del que llamaban “fulminante león de la guerra”, embistieron contra Albania y la ocuparon casi totalmente.


Solamente Scútari, una pequeña plaza al norte del país, aún no había sido conquistada, porque contaba con una guarnición veneciana que el mismo Scanderbeg había llamado poco antes de su muerte. Pero su caída era sólo cuestión de tiempo. Comenzó entonces el éxodo de los que no querían poner en riesgo su fe y tradiciones hacia países vecinos donde pudiesen mantener la fidelidad a la Santa Sede. Entre ellos estaban Giorgio y De Sclavis, los dos protagonistas de esta historia. Ellos también pensaban emigrar, pero algo los retenía todavía en Scútari.


Se trataba de una pequeña iglesia donde se veneraba una imagen de Nuestra Señora, misteriosamente descendida del cielo hacía doscientos años. Se decía que había venido del Oriente, y por las gracias que concedía, su santuario se había hecho el principal centro de peregrinación de Albania. El propio príncipe Scanderbeg lo había visitado varias veces con sus soldados victoriosos.


Jorge Castriota, Scanderbeg


Pero la devoción a la imagen venía menguando junto con la adhesión a Roma. Sin esto no se comprende la catástrofe albanesa. Según la expresiva lamentación de un cronista de la época, “los jóvenes y las muchachas ya no tomaban gusto en florecer el altar de María en Scútari”, y el santuario parecía ahora destinado a una inevitable destrucción.


Ésta era la gran aflicción de Giorgio y De Sclavis: dejar la patria en el infortunio, abandonando con ella aquel don celestial, el gran tesoro de Albania. Con lágrimas fueron un día al viejo templo para rogar a aquella santa Madre, en su dolorosa perplejidad, que Ella les diese el buen consejo que necesitaban. Pues les parecía que debían preservarla de la furia mahometana, pero al mismo tiempo buscar en el exilio la seguridad para sus propias almas.


Esa misma noche la Santísima Virgen les hizo saber, en sueños, lo que esperaba de ellos. Les mandó que preparasen todo lo necesario para dejar aquel país ingrato, al que nunca más verían. Agregó que el milagroso fresco iba a retirarse de Scútari para escapar a la profanación, y que iría a otro país para continuar allí derramando sus gracias. Por fin, les ordenó que siguiesen a la imagen adonde ésta fuese.
 


Caminaban sobre las olas como lo hiciera el Divino Maestro.


A la mañana siguiente los dos amigos ya estaban listos y fueron al santuario. Aún sin saber el rumbo que los hechos tomarían, se arrodillaron ante la bienamada pintura. De repente vieron, con indescriptible emoción, que ésta comenzaba a desprenderse de la pared donde se había apoyado desde su misteriosa venida de Oriente, y habiendo dejado su nicho, quedó un momento suspendida en el aire, hasta ser envuelta por una nube blanca. Sin embargo continuaba visible para ellos a través de esta nube. Después, saliendo del templo la imagen comenzó a apartarse de Scútari, desplazándose por los aires a buena altura del suelo.


Fue avanzando hacia el Mar Adriático, a una velocidad que permitía a los dos amigos seguirla. Así anduvieron cerca de 40 km. hasta llegar a la costa. Sin detener su curso, la imagen abandonó la tierra y avanzó sobre el mar, llevando detrás suyo a los fieles Giorgio y De Sclavis, que ahora caminaban sobre las olas como lo hiciera su Divino Maestro en el lago de Genezaret.


A la noche, la nube misteriosa que de día los preservaba de los ardores del sol con su sombra benéfica, los guiaba con su luz. Así llegaron a las costas de Italia, y continuaron siguiendo la nube atravesando montañas, ríos y valles, hasta que días después avistaron las torres y las cúpulas de Roma. Pero, llegados a las puertas de la ciudad, de repente la nube desapareció...


Entonces Giorgio y De Sclavis comenzaron a deambular por la ciudad, afligidos, preguntando de iglesia en iglesia y en las calles, si allí había posado una imagen venida del Cielo. Pero no obtenían ninguna información que los pudiese reconfortar.


Éste es el extraño relato que aquellos singulares personajes insistían en hacer, despertando desconfianza y la sospecha de que estuviesen delirando...



Nunca más los dos albaneses perdieron de vista la Imagen.


Fue entonces que corrió por toda Roma la asombrosa noticia de que una imagen de Nuestra Señora había aparecido en los cielos de Genazzano, en las circunstancias ya descritas. Para Giorgio y De Sclavis se encendió una luz de esperanza, y hacia allí fueron, ansiosos por saber si sería la misma Santa Madre de Scútari.


¡Cuál no fue su alegría cuando, llegados al local donde reposaba ahora la pintura milagrosa, constataron que era exactamente la misma imagen! Postrados en señal de profunda veneración e intenso afecto, alabaron y agradecieron a la Virgen el inmenso favor que les había concedido.


En poco tiempo se comprobó que la extraordinaria historia de los dos albaneses era absolutamente cierta. Los dos peregrinos fijaron su residencia definitiva en la ciudad y nunca más se apartaron de su Señora. Allí se casaron, colocando sus vidas y su descendencia bajo la protección de la Madre del Buen Consejo.


Fue así que María Santísima, con la humilde participación de una piadosa terciaria agustina y dos fieles albaneses, trasladó su maravillosa efigie de la infeliz Albania a una pequeña ciudad próxima al centro de la Cristiandad. Y desde su nuevo santuario derrama sobre el mundo un nuevo caudal de gracias, bajo la invocación de Madre del Buen Consejo.



 



NOVENA A LA VIRGEN MARÍA EN SU ADVOCACIÓN

 DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO
17 al 25 de abril

 

 

 

 

 

 


 



Por la señal de la Santa Cruz

Oración inicial


Virgen Santa, movido (a) por la dolorosa incertidumbre que experimentamos en la búsqueda y adquisición de la verdad y el bien, nos arrojamos a tus pies y te invocamos bajo el dulce título de Madre del Buen Consejo.


Te imploramos: ven en nuestro auxilio, durante nuestra estancia terrenal, en estos momentos en que la pareja de la oscuridad o error y el mal trazan nuestra ruina guiando las mentes y los corazones descarriados.


Trono de la Sabiduría y Estrella del Mar, ilumina las víctimas de la duda y del error de modo que no puedan ser seducidas por el mal que se disfraza como bueno; fortalécelas contra la hostilidad y las fuerzas de corrupción de la pasión y del pecado.


Madre del Buen Consejo, obtennos de tu Divino Hijo el amor a la virtud y la fuerza para elegir, en situaciones dudosas y difíciles, el camino acorde a nuestra salvación. Sostenidos por tu mano haremos este viaje de tránsito terrenal sin daño a lo largo del sendero enseñado por la palabra y el ejemplo de Jesús nuestro Salvador, tras el sol de la verdad y la justicia en libertad y seguridad a través del campo de batalla de la vida bajo la dirección de tu maternal estrella, hasta que finalmente lleguemos al puerto de salvación para disfrutar contigo la paz eterna y pura. Amén.


(Por el Papa Pio XII, 23 de enero de 1953)

 



REZAR EL SANTO ROSARIO DE LA VIRGEN 

 


LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO Nº 1

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos.

Dios Padre Celestial Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo Ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo Ten piedad de nosotros.

Trinidad Santa, Un solo Dios Ten piedad de nosotros.

Amada Hija del Padre Eterno Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Augusta Madre de Dios Hijo Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Templo Vivo de la Santísima Trinidad Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Reina del Cielo y de la Tierra Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Trono de la Sabiduría Divina Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Depositaria de los Secretos del Altísimo Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Virgen prudentísima Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas nuestras dudas e incertidumbres Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas nuestras dificultades Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas nuestras tribulaciones y angustias Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En toda nuestra desesperanza Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todos los peligros y tentaciones Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas nuestras empresas y negocios Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas nuestras necesidades Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas las persecuciones y calumnias Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todo agravio recibido Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todas las cruces y sufrimientos Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En todos los acontecimientos de nuestra vida Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

En la hora de nuestra muerte Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Inmaculada Concepción Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Dichosa Natividad Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Admirable Presentación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Gloriosa Anunciación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Caritativa Visitación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Divina Maternidad Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Santa Purificación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por las Angustias de tu Maternal Corazón Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por los sufrimientos de tu Doloroso Corazón Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Preciosa Muerte Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Triunfante Asunción Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Santa María, Madre del Buen Consejo Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Ten misericordia de nosotros, Señor.



Jaculatoria
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Nuestra Señora del Buen Consejo
R. Y alcánzanos el don del Buen Consejo. Amén



Oraciones a la Santísima Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Buen Consejo


Señor Jesús, Autor y Dispensador de todo bien, que a través de tu Encarnación en el seno de la bienaventurada Virgen María, le has comunicado a ella tus luces sobre todo lo referido a la inteligencia celestial.
Concédeme que al honrarle bajo el título de Nuestra Señora del Buen Consejo, pueda merecer, siempre, el recibir sus bondadosos consejos de sabiduría y salvación, que me conducirán al puerto de la feliz eternidad. Amén.



Gloriosísima Virgen María, escogida por el Consejo Eterno para ser Madre del Verbo Encarnado, tesorera de las divinas gracias y abogada de los pecadores.


Yo, el (la) más indigno (a) de tus siervos (as), recurro a ti a fin de que te dignes ser mi guía y consejo en este valle de lágrimas.


Alcánzame, por la Preciosísima Sangre de tu Divino Hijo el perdón de mis pecados, la salvación de mi alma y los medios necesarios para conseguirla.
Alcanza para la Santa Iglesia el triunfo sobre sus enemigos y la propagación del Reino de Jesucristo por toda la tierra. Amén.

¡Oh Dios!, dispensador de todos los dones buenos y perfectos, has que poniendo mi refugio en María, obtenga de su mano maternal el consejo, ayuda y asistencia que necesito en todos los acontecimientos, incertidumbres y tribulaciones de mi vida terrenal.
Por tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo. Amén.



Madre del Buen Consejo dirige tu maternal mirada sobre mí.
Deseo imitarte y seguirte para aprender a tratar y amar a Jesús, Señor de mi existencia. El será mi tesoro, que mostraré con gozo a la humanidad.


Por eso te necesito: “Ven conmigo”, guíame, tú, Madre del Buen Consejo y acompáñame en la búsqueda de aquello que tu Hijo ha pensado hoy para mí y para cada uno de nosotros.


Preséntanos a Jesús, enséñanos a escucharle y a servirle donde Él nos necesite.
Recuérdanos el consejo que diste en las bodas de Caná: “Hagan lo que Él les diga”.
Por eso Madre, te pido que seas tú: La inspiración de mis pensamientos, la guía de mis pasos, la maestra de mi disponibilidad, la Madre y consejera de mi perseverancia. Amén.

Jaculatoria
V. Nuestra Señora del Buen Consejo
R. Aconséjanos Madre y ruega por nosotros

 

 

 


NOVENA  DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO


17 al 25 de abril
Tiene 80 días de indulgencia





En el Nombre el Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición


Dios y Señor mío: yo tu humilde criatura postrada en tierra, te adoro con profundo rendimiento, te alabo y te bendigo con todo mi corazón. Creo en ti, espero en ti y te amo sobre todas las cosas.


Con todas mis fuerzas: te pido perdón de mis pecados por la Sangre de tu Hijo mi Señor Jesucristo, y propongo la enmienda de mi vida, confiado (a) en su santísima gracia, la que pretendo alcanzar de tu misericordia por la intercesión de la Virgen María, mi Medianera y Abogada. Amén.


 


Oración correspondiente a cada día de la novena

Primer día


Omnipotente Dios y Señor nuestro, que haces ostentación de tu poder enlibertar á tus amigos, y escogidos de los insultos de sus contrarios, tú Señor, que sacaste a Israel de Egipto y lo libraste de la tiranía de Faraón, tú, que libraste la casa en dónde encarnó tu Unigénito Hijo en las purísimas entrañas .de la Virgen María, de las profanaciones de los Griegos.


Tú, Señor, manifestaste también tu omnipotencia librando la milagrosa imagen de María Santísima del Buen Consejo, de los insultos y profanaciones de los Turcos, que se apoderaron de Escurati, sacándola de aquel lugar que se infestó de Mahometismo.


Nosotros te bendecimos, y damos gracias, porque así como preservaste a la Virgen de la mancha del pecado original, haciéndola quebrantar la cabeza de la Serpiente; así preservaste su sagrada Imagen de las irreverencias de los impíos, haciéndola develadora de todas las herejías.


Te suplicamos, Señor, por la intercesión de esta misma Señora, nos des luz para conocer la fealdad y error de toda herejía, gracia para huir de ella, y para morir en defensa de nuestra Santa Fe Católica. Amén.

Práctica de este día
Hoy se harán muchos actos de protestación de la Fe Católica; se hará resolución firme en honor de la Virgen, de huir de la comunicación de personas libertinas, y de la lección de libros impíos, y de repetir muchas veces y enseñar a otros la Doctrina Cristiana.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.



Segundo día


Todo poderoso Señor y Dios mío, que en favor de tus escogidos, has obrado siempre muy estupendas maravillas.


Tú que dividiste el mar Rojo para que Israel pasase por él a pie enjuto:
Tú, Señor, has hecho también estas y mayores maravillas en favor detu Santa Madre, como que ella es más amada y estimada de ti, que todos los Ángeles, y que todos los Bienaventurados juntos, como dice San Alberto.


Así para que la Sagrada Imagen de María del Buen Consejo saliese de entre los desórdenes de los Turcos, consolidaste las aguas del Golfo de Venecia, e hiciste que por sobre ellas pasase en manos de Ángeles, desde Albania hasta Italia, no permitiendo que su Retrato perseverase entre gentes tan impías y pecadoras, como los descendientes que los seitas.


Te damos gracias, Señor, por este prodigio obrado en honor de nuestra Señora María: y te pedimos por su intercesión la gracia de apartarnos de todo pecado, y de sus ocasiones, y lo que solicitamos en esta Novena. Amén.



Práctica de este día
Hoy se harán firmes resoluciones de evitar todas las ocasiones de pecar, prometiendo a la Virgen no volver jamás a la casa, a la conversación, a la amistad en que se ha ofendido y hay riesgo de ofender a Dios.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.



Tercer día


Dios y Señor Todo poderoso, que premiaste al Pueblo de Israel la fidelidad en seguir tu Santa Ley, sacándolo a la tierra de promisión por medio de muchos prodigios.


Tú, Señor, has querido premiar la devoción de dos familias de Albania, que servían a la Sagrada Imagen de María Santísima del Buen Consejo, sacándolas desde Escurati hasta Italia por medio de muchos milagros.


Así quisiste que se renovasen los portentos de todos los siglos, para premiarles su tierna devoción a María, pues las hiciste caminar sobre las aguas del mar, como por sobre un duro suelo y los proveíste de alimentos y de bebida dulce en el mar salado, les conservaste los vestidos sin envejecerse, como a los Israelitas, y las llenaste de alegría poniéndolas en salvamento para que prosiguiesen sirviendo con fervor a tan Gran Señora.


Nosotros te damos infinitas gracias por los favores que haces a los devotos de María y te pedimos nos des la gracia de agradarla. Amén.

Práctica de este día
Hoy en honor de Nuestra Señora se harán propósitos de servirle toda la vida, de rezar cada día El Rosario, de dar limosna y visitar los sábados a un enfermo, de abstenerse del vicio dominante y confesarse en sus festividades.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.

 


Cuarto día


Todo poderoso Dios y Señor mío, que para guiar a tu pueblo por el desierto le diste de día una columna de nube y de noche otra columna de fuego que lo precediese.


Tú, Señor, quisiste renovar este prodigio en honor de la Sagrada Imagen con el título del Buen Consejo, haciendo que apareciesen dos columnas de fuego y de nube en su traslación hasta Italia, que sirviesen de antorchas en su sagrado culto y, al mismo tiempo, de guía a las dos familias que le acompañaban, contra los ardores del sol, en el día, y en la tinieblas de la noche.


Te damos, Señor, rendidas gracias por esta maravilla que obraste en honor de María y en favor de sus devotos; y te pedimos por su intercesión la gracia de caminar siempre con la luz de tu santa ley y de no apartarnos jamás dela guía de tus Mandamientos. Amén.



Práctica de este día
Hoy se pedirá a la Virgen luz para elegir un Director (no sólo confesor) que nos guíe por el camino de la virtud y, se hará resolución en honor de la misma Virgen, de seguir sus órdenes y lecciones.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.
 

 


Quinto día


Señor y Dios Eterno, que para acrisolar la virtud de tus escogidos, les permites en esta vida muchas tribulaciones.


Tú, Señor, para probar la virtud de las dos familias que seguían la Sagrada Imagen de María Santísima del Buen Consejo, hiciste que se les desapareciese la Imagen al entrar por las puertas de Roma.


¡Oh!, cuánto fue el dolor de aquellas piadosas almas, al verse privadas de aquél sagrado Tesoro.
¡Oh!, cómo atribuían a sus pecados aquella pérdida y los lloraban para alcanzar el perdón y la restitución de aquél divino simulacro.


Más tú, Señor, como consolaste a Abraham en otro tiempo, les diste también el consuelo de revelarles que encontrarían la Sagrada Imagen en Genazzano.


Nosotros te damos gracias por estos prodigios obrados en favor de los devotos de Nuestra Señora, la Santa Virgen, y te pedimos la gracia de buscar por la penitencia la imagen de tus perfecciones, que grabaste en nuestras almas y que borramos con nuestros pecados. Amén.



Práctica de este día


Hoy se dedicará a ejercicios de penitencia, se resolverá a tener los ejercicios espirituales por diez días y hacer una confesión general, con consejo del Director.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; y para obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.



Sexto día


Soberano Dios y Señor nuestro, que has querido honrar a Nuestra Señora la Virgen María con singulares prodigios y maravillas, para que conociésemos todos, lo mucho que la amas y lo que te interesan sus cultos.


Tú, Señor, quisiste que fuese milagrosa en su entrada en Genazzano, haciendo que todas las campanas se repicasen por sí mismas e hiciesen la salva a su Gran Reina, y que los pueblos y todas las criaturas, movidos de tu poder, corriesen a postrarse a sus pies, tributándole sus rendimientos y repitiendo voces e himnos de alegría y de júbilo, por la gran felicidad que Dios les hacía con darles esta sagrada Imagen.


Te damos, Señor, las gracias por estos prodigios obrados en honor de Nuestra Señora y te pedimos, por su intercesión, que de tal suerte hagamos penitencia de nuestras culpas, que nuestra conversión sea celebrada con alegría y júbilo por los Ángeles en el Cielo y lo demás que te pedimos en esta Novena. Amén.



Práctica de este día


Hoy formaremos propósitos de hacer cuanto esté de nuestra parte para convertir los pecadores y dar este gozo a los Ángeles, haciendo en honor de Nuestra Señora: paz entre los discordes, predicando, amonestando, corrigiendo y enseñando a los pecadores.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.



Séptimo día


Soberano Dios y Señor mío, que eres admirable en los prodigios que obras en honor de tus Santos para testificar sus merecimientos y el aprecio que haces de sus virtudes.


Tú, Señor, quisiste hacer en honor de Nuestra Señora María Santísima, una muy estupenda maravilla, pues hiciste que por manos de Ángeles fuese arrancado un lienzo de la pared en que estaba pintada su prodigiosa Imagen del Buen Consejo y que entero lo trasladasen a Genazzano en cuyo Templo se ve la maravilla de que esté el pedazo de pared suspenso en el aire, sin arrimo ni apoyo alguno.


Te damos, Señor, rendidas gracias por este milagro hecho en honor de Nuestra Señora y te pedimos que apartes nuestros corazones de los afectos terrenos y eleves nuestras almas en deseo de la vida eterna. Amén.



Práctica de este día


Hoy se considerará la vanidad de los bienes terrenos y la grandeza de los bienes eternos.
Se hará resolución de sólo aspirar a los bienes celestiales y de reprimir los ímpetus de la vanidad y de la impureza y demás pasiones.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.

 


Octavo día


Soberano Señor y Dios Eterno, que creaste la luz para que sirviese con la variedad de colores al adorno de Nuestra Señora María Santísima y que la vestiste del sol y la luna.


Tú, Señor, has hecho en su honor un estupendo prodigio, pues has conservado vivos y frescos los colores de la prodigiosa Imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo por espacio de cuatrocientos años, sin que el terreno de la pared los borre, ni la injuria de los temporales los marchite, para darnos a conocer la integridad de su Pureza Virginal, que no recibió mancha ni mengua alguna con su Santísimo parto.


Te damos, Señor, las gracias por esta maravilla obrada en honor de Nuestra Señora y te pedimos, por su intercesión, que conserves en nosotros el adorno cándido de la pureza y demás virtudes y lo que pedimos en esta Novena. Amén.



Práctica de este día


Hoy se harán resoluciones firmes en honor de Nuestra Señora de vivir en castidad según el estado y de vestir o recoger doncellas y consagrarlas a Dios.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; y para obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.

 



Noveno día


Dios y Señor nuestro, que compadecido de nuestra miseria nos has dado por amparo a Nuestra Señora María Santísima.


Tú, Señor, has querido manifestar lo que te agrada el que en nuestras necesidades recurramos a ésta Soberana Reina con el nombre del Buen Consejo, pues otorgas todo lo que se te pide por su intercesión.


Así los ciegos han alcanzado vista, en Genazzano; los tullidos, pies; los tentados, fortaleza; las mujeres, partos felices; los enfermos, salud; los tristes, consuelo; los pecadores, perdón y gracia para enmendarse.


Nosotros te damos gracias porque creaste a la Virgen Santísima para Madre tuya y refugio de nosotros, pobres y miserables hijos de Adán y te pedimos, por su intercesión, la exaltación de la Fe Católica, extirpación de las herejías, paz entre los Príncipes cristianos, salud para los enfermos, conversión y salvación de los pecadores, perseverancia de los justos, serenidad de los vientos, fertilidad de la tierra, salubridad de los frutos, perdón de nuestras culpas y la felicidad de la gloria eterna. Amén.



Práctica de este día


Hoy se hará carta de esclavitud a Nuestra Señora, se hará resolución de recurrir a su majestad en todas nuestras tentaciones y necesidades y ganarle muchos devotos, procurándolo así con exhortaciones y ejemplos.


Para ponerlo en práctica, pidamos a la Virgen Santísima nos alcance gracia; ypara obligarla la saludamos con las oraciones siguientes.


 


Oraciones

Santísima y Bellísima María, más pura que el Sol al medio día, pues más de lo que te pido me otorgas, por el Hijo Divino que adoras, sé la Consejera y Protectora mía, para que no ofenda a Dios en ningún día.


Ave María.

Ahora Virgen Santa, Bella Aurora, Mi dulce Consejera y mi Señora, pídele a Jesús tu Hijo amado queno me deje caer en el pecado ni de noche, ni de día, ni en ninguna hora pues para eso eres mi Madre y Protectora.


Ave María.

Mi dulce Capitana, Gran Guerrera, Mi Divina Abogada y Consejera, dígnate amparar con brazo fuerte a éste (a) tu criado (a), en la hora de la muerte, para que no caiga en culpa cuando muera, de ningún modo, ni manera.


Ave María.

Dios te salve María Hija de Dios Padre.
Dios te salve María Madre de Dios Hijo.
Dios te salve María Esposa de Dios Espíritu Santo.
Dios te salve María Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad.
Dios te salve Virgen purísima y castísima antes del Parto.
Dios te salve Virgen purísima y castísima en el Parto.
Dios te salve Virgen purísima y castísima después del Parto.
Líbranos, Señora, de cometer algún pecado.



Ofrecimiento
¡Oh dulce Virgen María!, Madre de Dios, refugio de los pecadores, consoladora de los afligidos, confortación de los atribulados, Soberana consejera de todos: yo, aunque indigno (a) de estar en tu presencia, recurro por fin a ti, a implorar tu ayuda y socorro, para ser tu devoto (a), y para amarte a ti y a tu purísimo Hijo con todo mi corazón.


¡Oh Madre mía del Buen Consejo!, bien puedes alcanzarme, si es de tu voluntad, los medios más eficaces para abandonar la culpa, abrazar la virtud y conservarme fiel y constante en los santos propósitos. 


Ea pues, Virgen amabilísima, ahora que vengo ati, acógeme en tu seno, y sé amorosa protectora en todas mis necesidades temporales y espirituales, para que publique por todas partes, que eres aquella Virgen graciosísima, de quien vienen los buenos consejos, para confortación de todos los que imploran tu santo patrocinio. Amén.





LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO Nº 2

 
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos.

Dios Padre Celestial Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo Ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo Ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios Ten piedad de nosotros.

Santa María Ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios Ruega por nosotros.

Santa Virgen de las Vírgenes Ruega por nosotros.

Madre del Buen Consejo Ruega por nosotros.

Amada Hija del Eterno Padre Celestial Ruega por nosotros.

Augusta Madre del Divino Dios Hijo Ruega por nosotros.

Esposa del Espíritu Santo Ruega por nosotros.

Templo Vivo de la Santísima Trinidad Ruega por nosotros.

Puerta del Cielo Ruega por nosotros.

Trono de la Sabiduría Divina Ruega por nosotros.

Depositaria de los Secretos del Altísimo Ruega por nosotros.

Virgen Prudentísima Ruega por nosotros.

Reina de los Ángeles Ruega por nosotros.

Reina del Cielo y de la Tierra Ruega por nosotros.

Decoro de los Profetas Ruega por nosotros.

Consejera de los Apóstoles Ruega por nosotros.

Consejera de los Mártires Ruega por nosotros.

Consejera de los Confesores Ruega por nosotros.

Consejera de las Vírgenes Ruega por nosotros.

Consejera de todos los Santos Ruega por nosotros.

Consejera de los Atribulados Ruega por nosotros.

Consejera de las viudas y de los huérfanos Ruega por nosotros.

Consejera de los enfermos Ruega por nosotros.

Consejera de los afligidos y de los prisioneros Ruega por nosotros.

Consejera de los pobres Ruega por nosotros.

Consejera de todos los necesitados Ruega por nosotros.

Consejera en todos los peligros Ruega por nosotros.

Consejera en todas las tentaciones Ruega por nosotros.

Consejera de los pecadores que se convierten Ruega por nosotros.

Consejera de los moribundos Ruega por nosotros.

En todas nuestras dudas e incertidumbres Aconséjanos Madre.

En todas nuestras dificultades Aconséjanos Madre.

En todas nuestras tribulaciones y angustias Aconséjanos Madre.

En todas nuestras tristezas y contrariedades Aconséjanos Madre.

En todos los peligros y desgracias Aconséjanos Madre.

En toda nuestra desesperanza Aconséjanos Madre.

En todas nuestras empresas y negocios Aconséjanos Madre.

En todas nuestras necesidades Aconséjanos Madre.

En todas las cruces y sufrimientos Aconséjanos Madre.

En todas nuestras tentaciones Aconséjanos Madre.

En todas las persecuciones y calumnias Aconséjanos Madre.

En todo agravio recibido Aconséjanos Madre.

En todos los peligros de alma y de cuerpo Aconséjanos Madre.

En todos los acontecimientos de nuestra vida Aconséjanos Madre.

En la hora de nuestra muerte Aconséjanos Madre.

Por tu Inmaculada Concepción Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Dichosa Natividad Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Admirable Presentación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Gloriosa Anunciación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Caritativa Visitación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Divina Maternidad Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Santa Purificación Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por las Angustias de tu Maternal Corazón Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por los sufrimientos de tu Doloroso Corazón Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Preciosa Muerte Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Por tu Triunfante Asunción Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.

Santa María, Madre del Buen Consejo Aconséjanos Madre y ruega por nosotros.


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Perdónanos, Señor

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Escúchanos, Señor

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Ten piedad de nosotros, Señor

 



Oración


Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, María Madre del Buen Consejo, no desprecies las súplicas que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien líbranos siempre de todo mal y peligro, ¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita!


Jaculatoria


V. Ruega por nosotros Virgen María, Madre del Buen Consejo y Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.



Rezar un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria

Jaculatoria
V. En todas nuestras dudas y tribulaciones.
R. Procúranos Buen Consejo, ¡Oh María!



Oraciones

¡Oh Dios!, Dispensador de todos los Dones buenos y perfectos, haz que poniendo nuestro refugio en María, obtengamos de Su Maternal mano: Consejo, Ayuda y Asistencia en todos los acontecimientos, incertidumbres y tribulaciones de nuestra vida. Por Jesucristo, Tu Hijo. Amén.



Admirable Administrador de todos los bienes, has preservado inmune de las manos de los turcos, la preciosa imagen de la Madre de tu Hijo, en la región de Albania, y por tus Santos Ángeles, la quisiste preservar con el admirable título del “Buen Consejo”, concédenos que, así como la veneramos con todo el corazón, así también por sus méritos y venerables Consejos, logremos la Patria Celestial. Amén.



Concédenos Señor, Dios nuestro, a nosotros tus siervos gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, seamos librados de las tristezas presentes y gocemos de las eternas alegrías del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.



 



GOZOS A LA VIRGEN MARÍA EN SU ADVOCACIÓN

 DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO Nº 1
 


Viva la Estrella del día, de las virtudes espejo,
de los Cielos alegría, del mismo Dios embeleso.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que engendra y cría a todo un Dios, en su seno,
para la ventura mía y de los hombres remedio.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que la ambrosía le ministra de sus pechos,
la que le arrulla y le cría con cariño y con respeto.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que de Turquía desamparó el triste suelo,
ydio a Italia la alegría de elegirla por asiento.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la Señora Pía que a Genazzano ha dispuesto
para trono de su gloria, para lugar de su asiento.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la Estrella que guía por el salado elemento,
convirtiendo el agua fría en un durísimo suelo.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que mantenía a sus criados sin sustento,
dándoles pan de alegría y bebida de consuelo.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que suspendía su Imagen entre la tierra ylos Cielos
sin tocar ningún lugar, ni ningún suelo.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la Reina María, de los enfermos remedio,
de los tristes alegría y luz de todos los ciegos.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Viva la que en la agonía asiste a todos sus siervos,
la que es esperanza mía en aquel lance postrero.
Viva la Virgen María, Madre del Santo Consejo.

Rezar una Salve al Purísimo Corazón de María Santísima, por todos sus devotos y para alcanzar una buena muerte.




GOZOS A LA VIRGEN MARÍA EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO Nº2

Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

De Escurati te viniste por no ver al Otomano, y gloriosa en Genazzano, mejor mansión elegiste.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

Dos familias te siguieron, de tu devoción llevadas, y fueron afortunadas porque así te obedecieron.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

De luz y de nube dos columnas fueron la guía para que prodigios hiciese Dios en la noche y en el día.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

Montes y mares pasaron a pié enjuto y sin temor debiéndote este favor, porque en ti confiaron.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

De Roma te desapareces y a Genazzano te vas, y allí a conocer te das milagrosa una y mil veces.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

No de tus glorias me alejo, cuando honrada, te diviso con nombre de Paraíso de gracia y de Buen Consejo.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

Prodigiosamente tiene Dios a tu imagen Sagrada tan de su mano colgada, que en el aire la mantiene.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

Tu antiguo Templo en Turquía se mira tan respetado, que quien profanarlo ha osado fue castigado en el día.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos,  para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

En todos ¡Oh Gran Señora!, tu culto está tan estable; que todo el mundo te venera con amor inalterable.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.


Ruega a Dios por tus devotos y alcánzales Madre buena, que todos en tu novena te consagren muchos votos.
Señora por buena suerte, tu Buen Consejo imploramos, para que todos tengamos buena vida y buena muerte.

Rezar una Salve por todos los enfermos.



Oración final
María, tú eres nuestra mejor Consejera, porque te asiste el Espíritu Santo en persona. Yo necesito tu maravilloso consejo para los mil asuntos que ignoro.
Yo tengo los problemas y Tú tienes las soluciones. Guíame a la vida eterna, mi destino final, aquello por lo que existo y para lo que fui creado (a).


Dame algo de tu sabiduría para resolver amablemente las dificultades de miles de hermanos míos que sufren, que lloran y no logran encontrar sentido a su vida.
Enséñame cuál es el sentido del vivir, de sufrir, de morir.


Ayúdame a amar mucho esta vida, pero infinitamente más la otra. Enséñame a discernir los engaños del Padre de la Mentira, de las luces del Espíritu Santo.

 Madre del Buen Consejo, sé nuestra consejera en este mundo lleno de confusión y de sombras.


Madre del Buen Consejo, intercede ante Jesús por nosotros para que a lo largo de nuestra vida y especialmente en los momentos inciertos y difíciles, sepamos siempre elegir todo aquello que nos lleva a Él, siendo fieles seguidores de su Evangelio. Amén.
 

 

Agradecimiento a Nilda M.


 

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