MENSAJE Nº 10 - B

 SAN MIGUEL

 

EL NUEVO MILENIO SEGUNDA PARTE

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 Instrucciones de cómo llegar al Nuevo Milenio

Yo, San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, nunca los abandonaré, y les daré siempre las instrucciones para que cumplan con el designio que Dios tiene para cada uno de ustedes.

Israel, pueblo de Dios, los instruiré hoy por medio de Lore, de cómo llegar y que pasos seguir, para lograr llegar a su destino final: la patria que mi Señor Jesucristo tiene preparada para cada uno de ustedes.

El Nuevo Milenio los espera, hay gran gozo en el Cielo por las Bodas del Cordero, que serán llevadas a cabo muy pronto.
¡Ánimo guerreros!, los esperamos con gran júbilo.

Primero que nada deben ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo en sus vidas; déjense guiar por Él, y ocúpense de las cosas de Dios, que Él se ocupará de las de ustedes.

Otro paso importantísimo, es ser pertenecientes a Jesús y María, para que estos los protejan y les den las armas que los conducirán por el desierto a la tierra prometida. Es urgentísimo que se consagren ya, al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús. Empiecen ya, que el tiempo apremia; y si un día se les olvida, no vuelvan a empezar, continúen, que ya no hay tiempo y los corazones pronto serán tomados; así que entréguenlos a Jesús y María, para que el mal no pueda tomarlos.

En tercer lugar, traten de vivir en gracia; frecuentar el Sacramento de la Confesión lo más que puedan.
Asistir a Misa, si pueden todos los días, así como al Santísimo; este les dará la fuerza para el caminar que tendrán por el desierto.

En cuarto lugar, y muy importante, entreguen su corazón a Jesucristo para que Él, lo cambie por el suyo.


Entregar el corazón a Cristo, con lleva dar varios pasos a seguir:

 
Primero: deben entregar sus vidas a Dios totalmente y eso consiste en olvidarse del mundo y de todo lo que los arraigue a él; deben hacer una renuncia al mundo y al príncipe de éste, con todo su corazón, para que sus insinuaciones al pecado ya no los penetren.

En segundo lugar, deben de confiar ciegamente en Dios, y abandonarse a Él totalmente, sin preguntas ni cuestionamientos; acepten Su Voluntad en todos los acontecimientos de su vida.

En tercer lugar, y el más importante, la amada Madre del Cielo, la Santísima Virgen María, es la que los conducirá a su amado Hijo, así que protéjanse dentro de su vientre y aliméntense de su leche materna, refugiándose en sus amados brazos, y Ella les protegerá, alimentará, aliviará y conducirá su corazón a su amado Hijo Jesucristo.

Israel, pueblo de Dios: ¡en marcha por el desierto hacia el Nuevo Milenio!
El León de la Tribu de Judá pronto vencerá, y habrá gran gozo en el cielo, así que eleven anclas, que la embarcación está a punto de zarpar; habrá mucha turbulencia, el enemigo nunca descansa y los atacará y les pondrá piedras en su camino, para que no lleguen al Nuevo Milenio. Cuando esto suceda repitan esta oración:

Jesús, en ti confío, porque eres fiel a tus promesas, y Tú prometiste llevarme a mi destino final, el Nuevo Milenio.

Madre del Cielo, en ti espero, y todo obstáculo en mi caminar por el desierto te lo entrego, para que tú me des la solución y yo pueda libremente correr a tus brazos, Madre Amorosa, donde estaré a salvo de las acechanzas del enemigo.

Espíritu Santo, en Ti deposito mi esperanza, y pido tu Santa Unción, para superar con tu poder todo obstáculo en mi camino a mi nuevo hogar.
Padre Eterno, en Ti me refugio, para que con tu poder me llenes de sabiduría, discernimiento, fortaleza y paz, y me des la claridad para seguir el camino correcto.

Santísima Trinidad, me entrego a tu Santa Voluntad y sólo confío en ustedes, que me conducirán con éxito a mi destino final, el Nuevo Milenio, Amén.


Pueblo de Dios, cuando hayan logrado reemplazar su corazón por el de Cristo Jesús, habrán llegado a la Nueva Jerusalén, y al Sexto Aposento, donde se fundirán en un sólo corazón y serán uno sólo; ya no serán ustedes, sino Jesucristo el que actúe en ustedes. Experimentarán desde la tierra, la Nueva Jerusalén en sus corazones.
Luchen por ello y recuerden que sólo la Santísima Trinidad, les dará la fortaleza para lograrlo.

Ejército Militante, los esperamos con mucho amor al banquete que ya está listo, faltan los invitados.


¡Ánimo! Pueblo de Israel, que la victoria está cerca.


¡Quién como Dios!
¡Nadie como Dios!
 

 
 

17 de Agosto de 2016

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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