¡AY DE AQUELLOS QUE ESTÁN EN PECADO MORTAL,
PORQUE EL AVISO LES HARÁ SENTIR
EL PESO DE SUS PECADOS Y SUS ALMAS
SENTIRÁN EL FUEGO DE LAS TINIEBLAS!
LLAMADO URGENTE DE JESÚS EL BUEN PASTOR A LA HUMANIDAD
Pequeños míos, que mi paz y mi amor estén con vosotros.
Los días de mi venida están cerca,
pero antes, la humanidad y la creación, deben ser purificadas.
Ninguna criatura habitará la nueva creación de mi Padre, sin antes haber pasado
por el horno de la purificación.
El dolor y el llanto muy pronto se apoderarán de los hombres; unos desearán estar muertos, pero la muerte no los escuchará, otros maldecirán mi nombre y se perderán y unos pocos, los que alcancen la corona de la vida, serán mi rebaño, mi pueblo elegido. Los días de la prueba ya han comenzado, mi despertar de conciencias está tocando a la puerta; la humanidad sabrá que yo soy su Dios, el Dios de todos los tiempos, el que todo lo ve, todo lo escucha y habla en el silencio. Muy pronto me manifestaré a la humanidad, para que no vuelva a poner en duda mi existencia. Yo Soy el que Soy, el Dios Uno y Trino, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, Señor de todo lo visible e invisible, Dios de Dios, Luz de Luz, Señor de Señores.
Mi Gloriosísima Cruz está a punto de aparecer e iluminará los
cielos de oriente a occidente, de norte a sur; será visible a vuestros ojos
y por siete días con sus noches la veréis;
ella, os anunciará
mi Aviso;
acordaos que llegaré como ladrón en la noche y mi voz os despertará y vuestras
almas por unos minutos, pasarán de este plano terrenal al espiritual.
Todo mortal será
examinado,
pesado y medido,
por mi Justicia Divina. Veréis el estado en que se encuentran vuestras almas con
respecto a Dios y vuestros hermanos; toda vuestra vida y obras se os mostrarán y
seréis juzgados en el amor.
Mi pequeño juicio
os mostrará la gravedad
del pecado y la
forma como afecta mi creación;
todo pecado mortal os
quemará el alma con el fuego con que son quemadas las almas que se condenan.
El cielo y el infierno se os mostrarán, para que sepáis que son una realidad.
Allí se acordarán de todos sus caminos y de todos los hechos con que se
contaminaron y sentirán asco de ustedes mismos, por todos los pecados cometidos.
Mi pequeño juicio
no será tan duro para mi pueblo fiel, se os mostrarán los pecados que debéis de
confesar y especialmente vuestras omisiones y faltas de caridad para con vuestro
Dios y vuestros hermanos; sentiréis dolor por haberme ofendido
y será como un
purgatorio para vuestras almas; os digo, que la suma de los pecados veniales no
confesados, se van volviendo en faltas graves que ofenden a mi Divinidad;
por eso mi despertar de conciencias es tan importante, para que enderecéis
vuestro caminar y retoméis la senda de vuestra salvación. No olvidéis que sois
miembros del Cuerpo de Cristo, de este Cristo que se entregó por vosotros para
la redención de vuestros pecados;
por eso cada vez que
pecáis, mi Cuerpo sufre y mi Santo Espíritu se entristece.
¡Ay de
aquellos que están en pecado mortal, porque mi Aviso les va a ser sentir el peso
de sus pecados y sus almas sentirán el fuego de las tinieblas!
Todos Aquellos que me han dado la espalda, sus almas van a sentir el dolor de
las almas que se condenan,
verán el infierno y
estarán en él,
por el tiempo que dure mi pequeño juicio. Así se darán cuenta de la existencia
del reino de las tinieblas y del amo que les espera si continúan en su camino de
perdición y pecado.
¡Oh humanidad, estad preparada porque ya viene mi Juicio a las Naciones,
que mi aviso os
coja en gracia de Dios,
para que podáis resistir a mi juicio!. Pueblo mío, rebaño mío, no temáis;
vuestras deudas os serán recordadas, para que os reconciliéis conmigo; vosotros
los que andáis en tibieza espiritual, os pido que os defináis de una vez, para
que cuando mi justicia os juzgue, no tengáis de qué lamentaros.
Porque en verdad os digo, que ningún tibio de corazón, podrá habitar la Nueva Creación. La Nueva Creación que mi Padre creará, será el premio para los valientes que pasen la prueba; mi juicio fortalecerá en la fe a mis ovejas, para que puedan sobrellevar los días de purificación.
Muchos veréis mi
rostro y me
contemplaréis en todo mi esplendor,
este será mi regalo para mis leales y fieles hijos. De nuevo os digo, que
después de mi Aviso, ya no seréis los mismos; mi despertar de conciencias
preparará a unos para el cumplimiento de sus misiones, a otros para el combate
espiritual y a otros tantos los despertará de su letargo y mi Milagro se
encargará de terminar la transformación.
Las 2/3 partes como está
escrito se perderán y harán parte del rebaño de mi adversario y serán separadas
de mi grey.
Luego de esto mi adversario reinará por un corto tiempo y después se dará
comienzo a la batalla final por vuestra libertad.
Mirad pues hijos míos,
que mi Aviso y Milagro os darán la oportunidad de que os salvéis y seáis nuevas
criaturas fortalecidas en la fe, el amor y en el conocimiento de Dios. Mi Aviso
será un Pentecostés para todos aquellos que estén inscritos en el libro de la
vida. Mis
profetas y ungidos se darán a conocer y hablarán a mi pueblo sin temor. Mis dos
testigos profetizarán en aquellos días y destruirán las herejías de mi
adversario y junto con mi Madre, mi amado Miguel, mis Ejércitos Celestiales y
terrenales, allanarán el camino para mi regreso triunfal. Alegraos ovejas de mi
redil, porque se acerca vuestro Eterno Pastor.
Vienen los días en que
seréis mi pueblo y Yo, seré vuestro Dios.
Que alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor, ya están pisando
nuestros pies, tus umbrales Jerusalén. Soy vuestro eterno Pastor. Jesús de
Nazareth.
Dad a conocer mis mensajes a todas las naciones.
Enoch.
Septiembre 21 de 2011 1:30 p.m.
Amado Jesús: Gracias por habernos ayudado con el tema del Aviso, estábamos trabajando justamente en eso cuando nos mandaron tu mensaje (el que está aquí), que mucho nos ayudó. Como hiciste alusión al Salmo 121, quisimos hacerte un regalo y acompañar esta página con la melodía de la canción " Qué alegría cuando me dijeron", harto nos costó conseguirla, pero lo logramos, un regalo para Ti. Te amamos.
Qué alegría
cuando me dijeron (salmo 121)
Qué alegría cuando me dijeron:
vamos a la casa del Señor.
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el Nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
en tus palacios seguridad".
Por mis hermanos y compañeros
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
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