SAN RAFAEL - MENSAJE DE SANACIÓN
PARTE UNO Y DOS
San Miguel, San Rafael y San Gabriel
Abajo el pdf para bajar parte 1 y 2
PRIMERA PARTE
Yo, San Rafael, como Arcángel de la salud y sanación, vengo a derramar gracias
incontables en el pueblo de Dios y a dar este importante mensaje a todos los
Soldados.
Yo, como el Arcángel de salud, necesito sanar heridas espirituales y mentales,
tanto físicas como psicológicas; traumas que a lo largo de sus vidas se han ido
arraigando en sus almas, así como enfermedades que se han ido desarrollando en
el tiempo de gestación de los bebés en el vientre materno, tanto psicológicas
como físicas y espirituales.
Necesito que se sanen los Soldados, para poder ir avanzando a los Cielos y
Tierras Nuevas; recuerden: es muy importante que los Soldados sean liberados de
toda atadura que los esclavizan a infinidad de problemas psicológicos como
emocionales y físicos, y por lo tanto espirituales.
Hay que atacarlos de raíz, una raíz que viene desde la gestación del embrión en
el vientre materno, ya que los doctores buscan encontrar soluciones a
enfermedades por medio de la ciencia, cuando su origen es de índole espiritual,
porque muchos problemas psicológicos y de salud mental se remontan muchas veces
al tiempo de gestación del feto, que es cuando el bebé en el vientre materno es
rechazado y se desarrollan enfermedades que se manifiestan después en la vida
adulta o en la pubertad o niñez.
El rechazo de la madre a su hijo, que busca encontrar soluciones fáciles a su
embarazo, es una de las causas de problemas psicológicos, porque con el hecho de
que la madre sólo lo piense, ese sentimiento afecta al embrión en gestación,
sintiendo el rechazo por parte de su madre que afecta su integridad psicológica
y emocional, porque el lazo espiritual que une a una madre con su hijo es muy
fuerte.
De ahí la importancia de llevar un buen embarazo en todos los aspectos,
incluyendo el espiritual que es muy importante, ya que conlleva un desarrollo
pleno del bebé.
Los niños rechazados en el vientre de sus madres son más propensos a que cuando
crezcan desarrollen enfermedades mentales, psicológicas y psico-afectivas; hasta
enfermedades como el cáncer, pueden desarrollarse si no se sanan espiritualmente
estas heridas.
Como parte de este Ejército necesitamos Soldados sanos, más que nada
espiritualmente.
Las maldiciones generacionales se transmiten espiritualmente de generación en
generación y pueden ser sanadas con el poder del Espíritu Santo.
Como ven, todo esto no es fácil de entender y aquí hay que ahondar mucho en
espiritualidad y psicología.
Los cánones conductuales de una persona son derivados de muchos factores:
psicológicos, sociológicos, genéticos, espirituales, generacionales y hasta
ambientales.
La forma de comportarse las personas es muy variada y no entendemos como siendo
hermanos y educados con los mismos valores morales y la misma educación, todos
son muy diferentes; hasta los gemelos desarrollan conductas muy diferentes y
ambiguas uno del otro.
Esto es porque desde su gestación, son personas con almas únicas y diferentes;
de ahí surge la espiritualidad de cada persona que permite que cada una de ellas
vaya desarrollando sus capacidades y habilidades de acuerdo a su herencia, no
sólo genética si no también espiritual, que es diferente para cada alma, ya que
cada quien viene a cumplir con una misión específica; es por ello que las
personas desarrollan de acuerdo a su misión habilidades diferentes.
El arte en el ser humano es más que nada una herencia espiritual, por lo que es
un don de Dios que se le da a cada quien, de acuerdo a su misión; es algo tan
hermoso, que los hombres de ciencia no saben que cada alma posee capacidades y
dones diferentes.
Es por ello que para que una persona desarrolle su don, necesita una unción
espiritual en cierta etapa de su vida con su Creador, y de ahí nace el arte, la
música, el canto, la danza, la escritura, la oratoria, hasta la vocación al
matrimonio, al celibato o las vocaciones a la vida religiosa.
El que un joven se incline a una vocación sacerdotal, a una vida consagrada o al
matrimonio, viene de la herencia espiritual que Dios puso en su alma como un don
o regalo del Cielo dado gratuitamente a los hombres para que lleven a cabo su
misión.
Es por ello que necesitamos que cada Soldado se vaya conociendo en un contacto
íntimo con Dios, porque ya es tiempo de que vaya desarrollando su misión.
Empezaremos por lo más importante, la sanación del alma, y esto nos conllevará a
sanar enfermedades psicológicas, mentales y hasta físicas.
Yo, San Rafael Arcángel vengo a sanar y en el nombre de mi Señor, vengo a darles
los principales pasos a seguir:
Se sentarán cómodamente en el lugar donde se sientan a gusto dentro de sus
propios hogares, algo que les traiga un hermoso recuerdo, como el sillón que era
del abuelo, donde se sientan aceptados y queridos.
Recuerden que haremos una oración de sanación y liberación desde el momento de
la concepción hasta el momento que están viviendo; esto los ayudará a sanar sus
almas.
Empecemos:
Me encuentro en el vientre materno, todo está oscuro pero siento el calor de mi
madre; por medio del cordón umbilical me alimento y siento el timbre de voz de
mi madre: está triste, enojada, preocupada o es agredida; siento los latidos de
su corazón que se unen al mío y hay una conexión espiritual entre ella y yo
desde el momento en que fui concebido; oigo su voz que retumba y la siento como
un ángel.
Desde este momento pido a Jesucristo y al Espíritu Santo sanen todo lo que
dentro del vientre materno me afectó, que pudieron haber sido insultos hacia mi
madre, agresiones, gritos que la afectaron psicológica y emocionalmente y por lo
tanto espiritualmente y que por lo tanto me afectaron a mí, desencadenando
enfermedades en mi mente y alma.
Sano en el nombre de Jesús todo pensamiento negativo o sentimiento de rechazo de
mi madre hacia mí, todo lo que haya influido en que yo me sintiera rechazado y
solo, porque sentí el rechazo del único ser el cual yo conocía y en el que
confiaba y esto dañó mi corazón, desencadenando en mí tristeza, ansiedad y
soledad.
Esto me conllevó a ir acumulando odios y resentimientos sin saber porqué, ya que
mi inclinaba hacia el mal genio y hacía difícil para mí, cumplir con los
Mandamientos y los Preceptos de la Iglesia; porque al sentir el rechazo del
único ser que conocía y en el cual yo confiaba ciegamente, inconscien-temente se
lo reclamé a Dios, y por lo tanto siento un rechazo en lo espiritual y me cuesta
trabajo rezar, ayunar y cumplir con mis tareas y propósitos de oración.
Sano en nombre de Cristo Jesús todo acto impuro de lujuria, pasión o sexualidad
mal encausada, que mis padres han llevado a cabo en el momento de mi concepción
y gestación.
Todos estos actos han afectado mi sensibilidad emocional y sexualidad; es por
ello que me gusta recurrir a la masturbación, pornografía, libertinaje sexual y
hasta la homosexualidad o lesbianismo.
Esta lujuria por parte de mis padres afectó mi integridad espiritual, sembrando
en mí sentimientos de masoquismo, sexualidad desenfrenada y hasta refugiarme en
las drogas o el alcohol.
Ato, en nombre de Jesucristo todo rechazo por parte de mi padre a mi ser en el
momento de mi concepción; me libero de toda atadura que a costa de ese
sentimiento me llevó a que en mi niñez, fuera un niño inseguro y con problemas
de aprendizaje en la escuela.
Esa falta de aceptación por parte de mi padre en el momento de mi concepción, me
llevó a ir desarrollando conductas inapropiadas en mi niñez como:
hiperactividad, problemas de aprendizaje o falta de concentración y mal
comportamiento, porque dentro de mí ser sentí el rechazo de mi padre y me
refugié en mi propio ego, siendo un niño indisciplinado y de mal comportamiento,
o apagado y solitario, llevando conmigo ideas de suicidio y tristeza en mi
desarrollo y madurez psicológica, que me llevaron al divorcio y al fracaso
matrimonial, siendo una persona inestable, porque dentro de mí e
inconscientemente me sentí rechazado por una figura paterna, la que daba
estabilidad a mi madre, creando en mí al crecer, sentimientos de angustia y
preocupación, que hicieron mella en mi alma, mente y espíritu.
Sano en nombre de Cristo Jesús, todo pecado en contra de la integridad
espiritual mía y de mi madre que se haya llevado a cabo durante mi gestación en
el vientre materno, como la lectura de cartas, horóscopos, quiromancia, New Age,
lecturas satánicas, yoga, reiki, consulta de los astros, santería o cualquier
rito o actividad oculista que dañó el espíritu de mi madre y el mío, llevándome
a tener una aversión hacia Dios, porque ella abrió la puerta al enemigo y por lo
tanto, dentro de mi cuerpo, mente y alma hay un ser insatisfecho con la vida,
malhumorado, incapaz de amar y perdonar, egoísta, soberbio, altanero, porque el
enemigo tomó posesión de mi alma, dañándola a tal extremo que soy engreído y
arrogante.
El sembró en mi alma los siete pecados capitales y por lo tanto me es muy
difícil entender, aceptar y amar a los demás, porque soy egoísta y soberbio; por
lo tanto, tengo ansias de poder y prestigio aún a costa de los demás.
Me gusta el dinero, el hambre desmedido de aceptación, soy agresivo y
compulsivo, no controlo mi carácter y por lo tanto desarrollo enfermedades tanto
psicológicas como físicas, e incluso cáncer, que afecta mi integridad como ser
humano, porque mi alma no ha sido liberada de las ataduras del enemigo que me
afectan, siendo un ser cerrado a la gracia de Dios, concentrándome en mi ego,
haciéndome egoísta, petulante y soberbio.
Sano, en Nombre de Cristo Jesús, toda mala influencia en mi ser en el momento de
la concepción y en mi desarrollo dentro del vientre de mi madre.
Me declaro en Nombre de Jesucristo, libre de toda atadura que me conlleve a
actuar en forma irresponsable y egoísta con mi prójimo y sobre todo con mi
esposo o esposa.
Sano en Nombre de Jesucristo, todo rechazo familiar hacia mí por parte de mis
abuelos, hermanos o familiares cercanos que influenciaron en mi mal
temperamento, ya que mi madre no supo qué hacer y me transmitió esa angustia y
sentimientos de rechazo por parte de mi familia, y yo me sentí rechazado y
desprotegido; todo esto me conllevó a tener pocos amigos, a ser antipático y
solitario, a no relacionarme bien con mi cónyuge, a no interactuar afectivamente
con mis hijos, a ser egoísta e insensible.
Por eso desde hoy pido liberación y sanación en nombre de Jesús, de todo lo que
me afectó al momento de mi concepción y gestación.
Yo, San Rafael Arcángel, enfaticé en el momento de la Concepción y gestación,
porque aunque ustedes no lo crean, es el momento en que el espíritu y el alma se
desarrollan plenamente, y es importantísimo sanar heridas que se llevan desde la
gestación, ya que estas influyen en los cánones conductuales de las personas y
esto afecta e influye para que no se desarrollen bien los dones espirituales que
Dios le dio a cada persona y que por lo tanto no sepan cual es su misión; es por
ello que consideré pertinente sanar todo desde el momento de la concepción.
Ahora vamos a los primeros años de vida, donde se forma el carácter y la
integridad psicológica y mental del niño:
Sentados cómodamente traigan a su mente todo acto que los marcó en sus vidas,
desde recién nacidos hasta los cinco años de vida, lo que recuerden: algún
rechazo, maltrato psicológico o físico, falta de atención, violencia
intrafamiliar. Todo lo que recuerden que los haya marcado en su infancia y
digan:
"En el nombre del Cordero Degollado y de su Sangre derramada por mí, me declaro
libre de toda mala influencia o maltrato psicológico, emocional o físico hacia
mi persona, desde una llamada de atención que me haya afectado hasta abuso
verbal, psicológico o sexual.
Me declaro en nombre de Jesús, libre de toda enfermedad que se haya
desencadenado en mi cuerpo, mente y alma y por aquella circunstancia que me
marcó en mi vida, y declaro en nombre de Jesús, que soy libre de toda atadura y
de todo lo que me conllevó a este padecimiento físico o psicológico que tengo,
así como enfermedades en mi cuerpo o en mi alma.
En nombre de Cristo Jesús, declaro que Él me ha sanado y liberado de todo mal
que haya sido consecuencia de traumas de mi niñez. "
Ahora remóntense a una edad de seis a doce años y libérense en nombre de
Jesucristo de todo lo que los afectó en su integridad física, mental,
psicológica y emocional y que no permite que fluya en ustedes el Espíritu Santo,
y que por lo tanto no logren una buena comunicación y una oración efectiva con
el Padre.
Dejen que el Espíritu Santo fluya en ustedes y digan:
"Me declaro libre en nombre de la Sangre de Jesucristo derramada por mí, de todo
lo que en mi niñez me afectó en mi salud psicológica, física, mental y
espiritual y soy libre de toda atadura; por lo tanto declaro que soy sano de
toda enfermedad física o espiritual en mi ser. "
Y así con esta oración que les daré a continuación, irán sanando cada etapa de
sus vidas que les faltan, hasta que lleguen a este momento.
"Yo, como hijo del Altísimo, pido sanación en cada parte de mi vida en nombre de
Jesucristo y por la Sangre que Él derramó por mí en la Cruz, me declaro libre de
toda enfermedad física, psicológica o mental.
Sobre todo declaro sanidad espiritual en mi alma, para poder llevar a cabo mi
misión dentro de mi plan de salvación y el de toda la humanidad en este final de
los tiempos.
Soy libre para llevar a cabo mi misión, ya que libre de toda atadura
psicológica, emocional o espiritual, podré dejar que en mí fluya el Espíritu
Santo que me dará la fuerza necesaria para cumplir con mi misión.
Por medio del Arcángel San Rafael y su poderosa intercesión y todo el poder de
la Sangre de Cristo, me declaro sano de todo mal en mi ser, libre de toda
atadura y listo para llevar a cabo mi loable misión. Amén. "
Ahora vamos a las maldiciones generacionales que vienen del pecado de sus
antepasados, que les fueron heredados por ellos; por lo tanto se debe hacer una
oración muy fuerte y especial, para que estén libres de cuerpo, mente y alma de
cadenas muy fuertes y pesadas.
Pondrán una vela bendita en su altar y una Biblia a un lado, así como la imagen
de la Virgen en cualquier advocación; una Cruz y la imagen de San Benito.
Sentados cómodamente orarán al Padre declarando liberación de esta forma:
"Yo, como hijo predilecto del Altísimo y heredero del futuro Reino de Paz de
Jesucristo en la tierra, necesito para llevar a cabo mi misión, liberarme de las
maldiciones generacionales que pesan sobre mí.
Por ello pido a mi Señor Jesucristo venga en mi ayuda y con su poder y el poder
de su Gloriosa Resurrección revista mi alma de su gracia y me haga libre de toda
atadura de pecado y abominación de mis antepasados que pesan sobre mi alma y
espíritu.
Yo me declaro en el nombre de Jesucristo, sano y libre de toda maldición
generacional por la Sangre del Cordero Degollado que me limpia, vence y desata
todas las cadenas que oprimen mi alma y en nombre de Cristo Jesús desato todas
las maldiciones generacionales que pesan sobre mi mente, cuerpo y alma.
Libre de toda atadura me declaro una persona lista para llevar acabo mi misión
que me ha sido encomendada en este final de los tiempos.
Declaro ser libre de elegir y escojo desde hoy en adelante combatir como un
guerrero de Dios, adiestrado y listo para la batalla, dispuesto a dar mi vida
por mi Señor Jesucristo.
Siendo libre de toda atadura y maldición doy mi Fiat a la Santísima Trinidad y a
mi Madre del Cielo, dejando que desde hoy en adelante fluya en mí el Espíritu
Santo y me llene de su fuerza y poder, dándome las herramientas necesarias para
llevar acabo mi misión.
Como hijo del Altísimo me declaro listo para todo lo que venga y en nombre de la
Sangre del Cordero Degollado soy libre de todo mal. Amén. "
Después de haber sido sanados en cuerpo, mente, alma y espíritu, darán gracias a
Dios en la siguiente Misa que asistan; en esta Misa, al momento de la
Consagración den su vida al Altísimo y ofrendan todo lo que son a su amado Padre
Dios.
Ofrézcanse enteros a Él y verán que todo es más fácil.
Yo, San Rafael Arcángel, como Arcángel de la salud, les he dado las herramientas
para sus sanaciones; lleven a cabo todo lo que les dije y sanarán y serán libres
para llevar a cabo su misión.
Los dejo con el grito de guerra:
¡Quién cómo Dios! ¡Nadie cómo Dios!
SEGUNDA PARTE
Yo, San Rafael Arcángel, como Arcángel de la salud, tengo la obligación de
aclarar algunas dudas acerca de las oraciones entregadas para sanación
espiritual, corporal y mental, así como la sanación desde el momento de la
concepción, gestación y vida del ser humano.
Esto es complicado, porque cada quien tiene una historia de vida particular y
circunstancias de sus vidas diferentes, que arraigan en cada persona traumas y
enfermedades, aunado a las maldiciones generacionales.
Para ser más específicos, analizaremos los lazos de unión más fuertes y daremos
oraciones de sanación que serán dadas por mi parte y que serán ungidas por el
poder de la Sangre de Cristo y la Unción del Espíritu Santo.
Este tema es muy importante, ya que la sanación espiritual de los Soldados es
fundamental para poder seguir avanzando.
Empezaremos por la sanación espiritual entre lazo madre e hijo:
Cuando una madre rechaza a su hijo en el vientre materno, lo priva de sentir el
amor de Dios plenamente, porque aunque Dios ama a ese bebé con toda su alma y
cariño, al único ser que el bebé conoce es a su madre.
Es cierto que el Ángel de la Guarda de cada quien, está para proteger a cada
bebé desde el momento de la concepción, pero la unión entre madre e hijo es muy
fuerte; él no sólo se alimenta de ella físicamente, también lo hace
espiritualmente, por lo tanto todo sentimiento de la madre al hijo y todo lo que
afecte emocionalmente a la madre, afecta al bebé.
Es por ello importantísimo sanar esta etapa tan esencial en la etapa de cada ser
humano.
Comencemos con la oración de una madre a su hijo que después de haberlo
rechazado quiere recuperar el amor de su hijo.
El lazo que une a una madre con su hijo es muy fuerte, por lo tanto aunque estén
alejados, la oración de una madre arrepentida, es tan eficaz y llena el Cielo de
tanta alegría, que siempre es escuchada cuando proviene de un corazón
arrepentido y sincero.
Oración de Sanación de una Madre por su hijo
“Yo, como madre portadora del don de la maternidad y como dadora de vida,
agradezco a mi Dios tan hermoso regalo y pido perdón a mi Dios por no haber
sabido agradecer este preciado don y haber despreciado y rechazado al fruto de
mis entrañas durante la gestación dentro de mi vientre.
Pido perdón a mi Padre por todo pecado cometido en contra de mi hijo, y no sólo
pido perdón al Padre, sino que me perdono a mí misma, aceptando las
consecuencias de mi pecado.
Pido al Padre, me dé la oportunidad de ver a mi hijo perdonándome y amándome
para poder desde hoy en adelante llevar una vida plena y llena de
satisfacciones, entregando mis debilidades a los pies de la Santa Cruz.
Que ese lazo que nos une como madre e hijo, sea para nosotros la fuerza que nos
ayude a seguir.
Pido perdón a mi Padre, me perdono y pido perdón a mi amado hijo, para que él
sea iluminado por la Luz del Espíritu Santo y pueda volver a mis brazos; lo
acurruco en mi vientre como si estuviera en gestación y así, alimentándolo
espiritualmente por mi cordón umbilical, pido que fluya el Espíritu Santo en su
corazón para que ese cordón umbilical que lo alimentó durante nueve meses, sea
hoy el cordón espiritual que nos alimente a los dos del Espíritu Santo, creando
en nosotros una relación de amor y comprensión, cariño y respeto.
Pido en Nombre del Cordero Degollado y por su Sangre derramada por mí y por mi
hijo, sane las heridas que mi indiferencia y rechazo provocaron en mi hijo y que
él, libre de toda atadura y pecado pueda regresar a mí, para recuperar todo el
tiempo perdido y darle mi gran amor de madre. Amén. "
Oración de sanación de un hijo a su madre
"Yo, como hijo del Altísimo y como buen hermano en Cristo Jesús, perdono a mi
madre con todo mi corazón y declaro sanidad en mi mente, cuerpo y alma por el
rechazo que sentí por parte de mi madre durante mi gestación.
Yo como buen hijo del Padre, perdono toda ofensa y me declaro libre de toda
atadura para poder estrechar con mi madre ese lazo espiritual que nos une desde
el momento de mi concepción; y declaro que por la Sangre del Cordero y por su
gran amor hacia mí y mi madre, me perdono y perdono a mi madre.
Libre de toda atadura, pongo a mi madre en los brazos del Padre para que Él nos
una, y nos de amor y comprensión de uno para con el otro y así poder llevar una
vida plena y en gracia de Dios, estrechando esa unión espiritual entre nosotros
y dando lo mejor de cada uno de nosotros; recuperando el amor de madre a hijo y
de hijo a madre. Amén. "
Oración de perdón de un esposo a su esposa
"Yo, como tu esposo y unido a ti por el lazo matrimonial y formando una sola
carne, te pido perdón de todo corazón por no haberte amado y respetado tal como
lo pide Dios y por haber lastimado tu corazón y tu alma, dañando nuestra
relación y vínculo matrimonial con el pecado que destruyó nuestra unión y que
dio paso a que surgieran odios y resentimientos.
Pido perdón al Padre, por no haberte respetado y amado como Cristo amó a su
Iglesia; por no haber hecho de mí un hombre digno de ti.
Te pido perdón, le pido perdón a Dios y me perdono a mí mismo en nombre de
Cristo Jesús.
Me declaro libre de esta culpa y este pecado que destruyó nuestro hogar e
integridad familiar.
Por el lazo de amor que nos unió en el momento del matrimonio y postrado ante la
Cruz, ofrezco todo lo que soy a mi Señor y libre de toda atadura, pecado y
maldición te pido me perdones y me ayudes a recuperar nuestro matrimonio.
En nombre de Cristo Jesús. Amén."
Oración de perdón de una esposa a su esposo
"Te pido perdón por no haberte dado tu lugar como cabeza de mi hogar, como
portador y dador de amor y comprensión; por no haberte valorado lo suficiente y
haber pecado contra el lazo que nos une ante Dios y haberte echado de mi vida.
Por no haberte querido y respetado como mi esposo, el Padre de mis hijos, el
sostén de la casa, la cabeza de mi familia.
Le pido perdón al Padre y me perdono, para que libre de toda culpa y atadura
pueda amarte como tú mereces y reconstruir con ayuda de Dios nuestro lazo
matrimonial y así, bajo la Unción del Espíritu Santo restablecer nuestro
matrimonio. Amén. "
Estas oraciones las rezarán todo el tiempo que consideren pertinente, por lo
menos una vez a la semana.
Poco a poco y con la ayuda de Jesucristo y el Espíritu Santo, irán sanando las
heridas provocadas desde el momento de su concepción y gestación, y podrán ir
creciendo espiritualmente y sanando todas las heridas durante su vida.
Todo lo que antes no podían controlar como su carácter, su tempera-mento, irá
siendo fácil de moldear.
Irán sintiéndose libres y con más espiritualidad para rezar, ayunar, amar y
perdonar.
Irán llenándose del Espíritu Santo poco a poco y verán su misión claramente y
podrán ir creciendo dentro de su misión particular, dentro de su historia de
salvación y la historia de salvación de la humanidad.
Soldados: necesito que pongan toda su disponibilidad en este ejercicio, para que
sanados por el poder del Espíritu Santo y libres de toda atadura ancestral,
puedan discernir llevar a cabo su misión.
Me despido con el grito de guerra:
¡Quién cómo Dios! ¡Nadie cómo Dios!
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BAJAR SEGUNDA PARTE
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