No os hará efecto la Sagrada Comunión si Me recibís en pecado

 o con rencillas u odios hacia alguien

 

 

  

Yo Soy el Pan de Vida bajado del Cielo, quien come de este Pan vivirá eternamente. Yo, Jesús, os hablo.

Yo hago llevadera la carga y suavizo el yugo.

 

 Hijos Míos de Mi Divino Corazón. Cuanta hambre tenéis de felicidad, de goces, de deleites y no os saciáis con ninguna cosa, porque las cosas del mundo os consuelan momentáneamente pero no os sacian, ni os sirven para ser felices constantemente. Buscáis la felicidad en cosas totalmente opuestas adonde está, y así os va, porque no sois felices, y cada vez más, os sentís frustrados, desalentados y tristes.

 Yo Soy el Pan de Vida que ha bajado del Cielo y quien come de este Pan vivirá eternamente (Jn 6, 51). Aquel que viene a Mí no padecerá más hambre (Jn 6,35) Yo, el Señor, os lo digo. Fuera de Mí no hay felicidad, antes bien hay espejismos de felicidad pero no hay felicidad auténtica, porque Yo Soy el compendio de todas las dichas, y aun en el sufrimiento, es feliz quien Me ama de todo corazón.

 Buscáis afectos humanos que no os llenan y que terminan rompiéndose porque no es lo que buscabais. Buscáis poseer cosas pero veis que tampoco os basta para ser felices. Viajáis, asistís a espectáculos, a fiestas, pero salís de nuevo frustrados porque vuestra alma no es feliz. Hijos, Yo Soy la verdadera y única felicidad. Nada en la vida os puede dar el gozo celestial, sobrenatural que Yo solamente doy, porque en Mí reside toda clase de dicha, y quien a Mí viene encontrará el verdadero camino de la felicidad.

 Quien come Mi Carne y bebe Mi Sangre mora en Mí y Yo en él (Jn 6,56). Pero hijos, debéis comer Mi Carne y beber Mi Sangre en las debidas disposiciones, porque sino ese gozo que Yo doy tampoco lo tendréis, puesto que no os hará efecto la Sagrada Comunión si Me recibís en pecado o con rencillas u odios hacia alguien.

 Yo Soy Jesús de Nazaret, Hijo del Altísimo que vino a la Tierra para redimiros y enseñaros el verdadero camino del Cielo y la verdadera felicidad que reside en Mí. Pues Yo hago llevadera las cargas y suavizo los yugos (Mt 11,30) y quien Me sigue y Me ha puesto como norte de su vida, no queda defraudado ya que ha bebido del agua que salta a la Vida Eterna y que aplaca la sed de placeres, de goces, de deseos terrenales, porque Yo Jesús, todo lo eclipso y quien Me encuentra ya no quiere otra cosa fuera de Mí , pues el que Me sigue con corazón recto y verdadera entrega ya no beberá de otra agua que no sea la que Yo le ofrezca. Yo, Jesús, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.

  

     
 
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