Rosario de Sanación Interior

(Con los misterios luminosos)

 

 

 

 

 

 

Nota: Este Rosario corto de Sanación está basado en el Rosario del Padre LLamas, pero solamente con los misterios luminosos. Es bueno que también lo conozca. Para verlo entrar aquí.

 

 

 

1-¿Qué es el rosario de sanación?

  El rosario es una oración que regalamos a María Inmaculada como si fuera un ramo de rosas. Como las rosas que son bellas y exhalan una fragancia exquisita, así queremos que llegue a María, Madre Nuestra, esta oración.

 

  La finalidad es que revivamos, meditemos y oremos los misterios de la vida de Jesús en unión con la Virgen María. Lo esencial es la meditación. En las apariciones de la Virgen de Medjugorje, cuando las personas rezan el Rosario, la Virgen ora el Padre Nuestro con los videntes y luego también el Gloria, permaneciendo sonriente cuando se rezan los Ave María.

 

  Nuestra Madre nos dice que el santo Rosario es el remedio en toda situación y que no hay problema personal, familiar, comunitario, y hasta internacional que no se pueda resolver (es importante rezarlo lento).

 

  Hay sanación interior cuando el Señor toca el mundo interior (los repliegues, las heridas, los recuerdos, etc.) que no ha recibido amor y por lo tanto nos llena de amargura, o encierro o enojo o hiperactividad.

  Nosotros vamos a ofrecer este Santo Rosario para que la Virgen pida por nuestra sanación interior, porque cuando nosotros estamos sanos podemos amar a Dios, a nosotros mismos y a los demás.

 

 

Señal de la Cruz.

 

Rezar el Pésame

 

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.
 

 

Primer Misterio Luminoso: El bautismo de Jesús en el Jordán. Leer la siguiente cita bíblica: Mt 3, 13-17 (despacio e imaginando lo que lees).

 

Este primer misterio lo vamos a rezar para que Dios sane nuestros vínculos familiares.

Jesús fue bautizado por su primo Juan el Bautista, hijo de Isabel, la prima que María visitó después de la Anunciación. Vamos a pedir a María como Madre de la Vida Nueva, que nos dé la gracia de aceptar a nuestra familia….en su condición social, intelectual, etc.

Aceptar al varón y la mujer que son nuestros padres.

Virgen María, tú conoces a mi mamá y a mi papá. Tú conoces, Jesús a mis abuelos, etc., dame el aceptarlos.

Dame el aceptar mi condición de hijo único ( o de ser el menor, el mayor o el del medio).

Dame el aceptar a mis hermanos y primos y de amarlos como Jesús amó a su primo y a sus padres terrenales.

Sana todo lo que me encierra y me impide relacionarme sanamente con ellos. Sana todo lo que haya de competencia, rivalidad, etc. Dame un corazón fraterno.

(Expresa a Nuestro Señor toda dificultad en tus vínculos familiares….)

 

Rezar a continuación 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria siguiendo las cuentas de tu rosario.

Por la meditación del misterio del Bautismo de Jesús sea liberado y sanado en mi capacidad de vincularme en mi familia.

 

 

Segundo Misterio Luminoso: La autorrevelación de Jesús en las Bodas de Caná. Lee: Jn 2,1-10

(despacio e imaginando lo que lees)

 

 Pedimos ahora la sanación de nuestra capacidad hacer amistades, de alegrarnos, de celebrar la vida. Jesús como amigo y familiar del novio de las bodas de Caná celebró este paso en la vida de él.

 Virgen de la Vida Nueva, yo te pido que visites con Jesús mi gestación y los primeros años de mi vida donde puedo haber sido afectado en mis actitudes.

Si mis padres no me desearon y/o pensaron abortarme y eso me llenó de negatividad, sea sanado ese trauma.

Si mamá tuvo enfermedades, recibió golpes o angustias o problemas y eso se grabó en mi inconsciente, en este momento que me visitas, Virgen Madre, que el Espíritu Santo sane esos nueve meses de embarazo.

Lo que allí recibí de bueno, sea multiplicado y lo que allí recibí de trauma, sea sanado. Dame la paz y la alegría sincera ante los otros y sus realidades.

(Expresa a Nuestro Señor toda dificultad para el trato con los demás….)

 

Rezar 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria siguiendo las cuentas de tu rosario.

Por la meditación del misterio de la autorrevelación de Jesús en Caná de Galilea sea liberado y sanado en mi capacidad de hacer amistades y celebrar la vida.

 

 

Tercer misterio Luminoso: El anuncio del reino de Dios invitando a la conversión. Lectura: Mc 1,14-15

 

 A Jesús, por medio de tu Madre, queremos pedirte la gracia de convertirnos a Jesús y aunque nos cueste sacrificio, hacerlo con amor. También queremos pedirte que sean vencidas las tentaciones que tenemos.

Virgen Santísima, tú estás viendo las tentaciones fundamentales que hay en mi vida. Tentaciones que me llevan a escoger el camino fácil o cómodo, que me lleva al pecado. Que sea yo protegido bajo tu manto de toda acción del mal.

Danos, Madre la gracia de renunciar a todo pecado del más grande al más chico.

Dame la gracia de no justificarme, de no minimizar mis faltas.

Dame el poder de ir viviendo el mandamiento del amor a cada minuto de mi vida.

(Expresa a Nuestro Señor toda dificultad o traba en tu camino de conversión….)

 

Rezar 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria.

Por la meditación de este misterio, concédenos Virgen María la gracia de la conversión radical de nuestra vida.

 

 

Cuarto Misterio Luminoso: La transfiguración de Jesús. Lectura: Mt 17, 1-9 (lee contemplando lo que lees).

 

 Este misterio, que oramos y meditamos con María, lo ofrecemos para que todos los aspectos que no nos muestren en nuestra identidad más profunda, sean sanados.

Toma nuestra naturaleza y devuélvele su condición divina. Te entregamos por amor nuestra forma de pensar y sentir, para que la transfigures.

Te entregamos la memoria, la imaginación, los afectos y sensaciones, nuestros sentidos y cuerpo, nuestra sexualidad, nuestro consciente e inconsciente, la salud y enfermedad, el carácter, nuestras modalidades, para que nos transfigures como Jesús en el Monte Tabor.

Te presentamos vicios, desórdenes, adicciones… para que nos transfigures.

 

Expresa todo aspecto que necesite ser sanado en ti.

 

Rezar 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria.

Queremos adorarte Jesús, Rey de Reyes y Señor de Señores, junto con los ángeles. Te adoramos glorioso en el cielo, como lo estuviste frente a Pedro, Santiago y Juan sabiendo que nos harás semejante a Ti.

 

 

 

Quinto Misterio Luminoso: La institución de la Eucaristía. Lectura: Mc 14, 22-2 (lee despacio contemplando lo que lees).

 

Queremos en este misterio renovar nuestro amor a la Eucaristía y ser sanados de toda enfermedad.

Jesús resucitado, adoro Tu presencia en la Hostia Consagrada, aquí estás por amor a Mí, con un poder infinito para sanarme. Estoy en compañía de la Madre de la Vida Nueva recibiendo Tu salvación y tu sanación.

Lo más grande que hiciste, Jesús, fue morir y resucitar por nosotros y quisiste, dejar ese misterio de Muerte y Resurrección en un banquete.

Creemos firmemente, Jesús que Tú estás vivo y resucitado en este Misterio de Pascua.

Por eso hoy, Señor, te adoramos, te alabamos, te bendecimos. Te amamos Señor.

Te entregamos desde la Comunión nuestra debilidad, a Ti que eres nuestra Fuerza, nuestro pecado, a Ti que eres Salvador, nuestras enfermedades, a Ti que eres la Vida, nuestras tentaciones, a Ti, que venciste al demonio. Ponemos el vaso de barro ante Ti, que eres el Alfarero.

 

Dile a Nuestra Madre de qué necesitas ser sanado.

 

Rezar 1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria.

María, Madre de Gracia, que seamos hijos eucarísticos, muriendo al pecado y la vida vieja y resucitando a la Vida Nueva y Eterna.

 

 

 

Dios quiere que todos los hombres estén sanos, saludables en cuerpo, mente y espíritu. Jesús quería que todo aquel que viniera a El fuera sanado: lee Mateo 8:16, Mateo 12:15, Lucas 4:40, Lucas 6:19.

Jesús envió a sus apóstoles y discípulos a predicar y a sanar enfermos. La predicación y la sanación son inseparables (Mt 10:5-8).

“Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre(…) pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán (Mc 16:17-18).

Por lo que cuando vayas a orar curación por otra persona primero predica.

 

Por ejemplo: lee un texto bíblico y dialoga con el enfermo sobre el contenido del texto o léelo y anúncialo tú.

 

 

El centro de nuestra vida espiritual es la Eucaristía. La misa es la oportunidad de acercarse al Señor si se está sufriendo y se busca la paz del Señor.

Asiste a la Misa e invita a los enfermos a participar de ella con la certeza de fe que Jesús los sanará.

Invita a que digan las oraciones con gran confianza en el poder y el amor de Dios, por ejemplo la que está antes de la comunión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”.

En la Misa, Jesús nos toca. Asiste a ella con la confianza de recibir la sanación.

 

 

Ora por el enfermo tantas veces como te sea posible.

El enfermo, a veces, tiene barreras y cuanta más se ore por él, hay más posibilidades de que esas trabas se vayan aflojando y así Jesús con su amor puede tocarlo.

También es importante que estas oraciones tengan su espacio en tiempo. No deben ser hechas a las apuradas. Porque somos seres humanos y tenemos nuestro ritmo para disponernos y abrir el corazón en lo profundo a Dios.

 

A veces nos sentimos temerosos de orar sanación. Jesús nos pide que tengamos fe como un grano de mostaza: no es mucho.

Luego de predicar la Palabra, imagina a Jesús Resucitado, que está al lado del enfermo e invita a éste a que haga lo mismo. El Nuevo Testamento cita muchas veces la imposición de manos hecha por Jesús y por sus discípulos.(Mt. 19:13,Mt. 8:3,Mt. 8:15, Mc 5:23, Mc. 5:41-42, Lc. 13:12-13,Hechos 9:17).

Nosotros, somos discípulos de Jesús, y somos enviados por Él para comunicar su amor a través de la imposición de manos en la búsqueda de la sanación. “Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre (…) impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán” (Mc. 16:17).

 

La falta de perdón es una de las cosas que son un impedimento para la sanación. La persona que no ha perdonado, no se sanará porque el poder sanador de Jesús no puede penetrar.

¿Cómo saber si he perdonado o no a alguien? Haz la siguiente prueba: ora por la persona que te hirió. Si lo puedes hacer sinceramente es que lo has perdonado. El perdón es decisión, no sentimiento. Es la decisión de perdonar la que te libera y te redime, y esto es todo lo que el Señor te pide.

También invita al enfermo a acercarse al Sacramento de la Reconciliación.

Al recibir este sacramento, muchos se curan porque las barreras caen y Dios entra y sana.

 

Si después de haber orado por alguien todavía sentimos dolor, podemos pedirle al Señor que sane este sentimiento. Te aconsejamos imaginar a la persona en la mente y verla como Dios la ve y decir “Te perdono y te amo porque Jesús te ama”. Podemos repetir esto cuantas veces sea necesario y despacio para permitir que el amor de Jesús se haga presente y llene a la persona. Se producirá un verdadero cambio en nuestros sentimientos y actitudes hacia la persona por quien estamos orando.

 

Rosario de la Armada

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