Dios Padre
ESTÁIS EN LA ÚLTIMA SEMANA
QUE OS ANUNCIA EL
PROFETA DANIEL
(HABLA DIOS PADRE)
Ahora viene la llamada Gran Tribulación que ha sido anunciada por los profetas
desde el inicio de los tiempos. Ésta vendrá, están en los
umbrales
de ella y no se detendrá hasta que todo, hasta que
cada palabra
de la Sagrada Escritura
haya sido cabalmente Cumplida.
Esto es puntual y exacto y no se da margen a interpretaciones.
Estáis en la última Semana Profetizada por Daniel
(*),
Hijitos. Muchos os habéis dado cuenta por los acontecimientos, pero otros os
preguntáis si lo estaréis:
Lo estáis.
El Fin de los Tiempos ha comenzado cuando Mi amado y pobre pueblo de Israel ha
retornado a su hogar ancestral, pero ahora toca el tiempo de los gentiles que no
han sido menor decepción que Mi otrora pueblo de Israel y, Mis Niños, Mis
Pequeños, así como ha llegado el tiempo a Israel de su juicio y castigo;
así llega el vuestro,
que, os lo repito, no habéis sido mejores que el desobediente con su Dios pueblo
amado de Israel.
Lo bueno que habráis podido hacer como hasta ahora, así como lo malo de aquello
que no os habéis confesado apropiadamente y arrepentido, será puesto a vuestra
cuenta.
Los errores de vuestra vida que tanto dolor os han causado
si son confesados y
cambiáis les serán perdonados.
No os dejéis arrastrar por la nostalgia del pasado que todos habéis cometido
errores y debéis seguir adelante hacia Mí, vuestro Padre y dejar los planes de
vida que teníais.
Es tiempo de poner
vuestras cuentas Conmigo en buen saldo.
No os hagáis de más
deuda que ya no tendréis tiempo de pagar, sino disminuir vuestra deuda
confesándoos, cambiando de vida, orando, intercediendo unos por otros,
asistiendo DEVOTAMENTE a la Santa Eucaristía y rezando el Rosario.
No os voy a alargar mucho, Mis Niños, pero que os quede grabado que
ESTÁIS EN LA ÚLTIMA
SEMANA QUE OS ANUNCIA EL PROFETA DANIEL.
Reflexionad en ello y pensad que haríais si os quedara poco tiempo y sabéis que
el Cielo existe; que el purgatorio es una realidad de amor, compasión y
Misericordia porque conozco vuestra debilidad y pequeñez; y el infierno es real
y existe: sabiendo,
conociendo la existencia
de las postrimerías, ¿qué haréis ahora, Niños Míos?
Os lo dejo, confiando que ya tendréis el sano y santo discernimiento
para decidir
por El Cielo, Mis Pequeños, que es donde Yo, Dios Padre, y todos los ángeles y
Santos os esperamos con los brazos abiertos de par en par.
Venid hacia acá, os lo suplico. No vayáis hacia el Maligno que vuestro
arrepentimiento que sentís con los pecados y errores de vida cuando os ha
alcanzado la cuenta por más dolorosos que parezcan, son nada, comparados con el
rechinar de dientes y el crujir de huesos, porque en el infierno de nada os
valdrá vuestro dolor y arrepentimiento.
Esta es una moneda que
no servirá entonces,
pero ahora que estáis
vivos ¡aprovechadla!
porque es la moneda con la podéis regresar al Camino. ¿Lo entendéis, lo podéis
comprender?
(HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO)
Mis niños que están comenzando su andar en la tierra no tendrán tiempo de llegar
a viejos y tendrán que regresar al Cielo de corta edad, pero es que los mayores
no dejaron un mundo
para que el futuro, es decir, sus niños, lo habitaran.
Su codicia, su avaricia, su ansia de poder y dominio acabó con el mundo, con la
tierra que habrían de heredar, y vuestros hijos os lo reclamarán.
Os habéis gastad todo y
nada les habéis dejado.
Pedid perdón a vuestros hijos por el mundo que les habéis heredado,
pedid perdón
a los niños por el fututo que les habéis robado.
Algunos llegarán a ver los nuevos cielos y nuevas tierras; pero no será como
hubiese sido si no hubierais eliminado la esperanza para el futuro. Y, esto, Mis
Niños, ¡sin contar con los millones de bebés que habéis abortado por incomodar
vuestros “planes” de dinero o de prestigio! Con vuestra medicina “moderna”
habéis y estáis asesinado a la que hubiera sido Mi Última Generación, la habéis
aniquilado y os habéis echado encima la Santa Ira del Justo Padre.
Con lo más amado os habéis afilado las espadas de vuestro pecado: con las
pequeñas vidas de los más inocentes, porque los habéis matado. También a los
ancianitos y enfermos que deben llegar hasta el final de su personal
purificación para llegar al lugar que les corresponde en los Cielos os habéis
metido y habéis acortado sus vidas por vuestra comodidad y con ello habéis
dañado su futuro eterno. ¡Atentáis contra los bebes no nacidos, contra los
ancianitos y enfermos, contra los jóvenes destrozando su alma y llenándolos de
vicio y podredumbre, con las mujeres que no son mas que malos retratos de lo
peor de los hombres!,
¿qué habéis dejado sin
infectar? Por eso
resguardo del mundo a los pocos Míos para que sean puente entre el Cielo y la
tierra, sino ¿qué sería de vosotros si estos pocos que aún Me Aman y guardan Mi
Palabra y la viven como Evangelio Vivo, que sería de vosotros, Mis Niños…?
(HABLA NUESTRA SANTÍSIMA MADRE)
Pequeñita
Madre
Habéis podido gozaros en esta fiesta de Pentecostés en las vísperas. Aquellos
que con rezos, cantos y oraciones lo habéis recibido este festejo, este gozo,
esta fiesta; os habéis llenado del Gozo y del regalo del Espíritu Santo en
vosotros.
Aún podéis orar
por recibir este día de aniversario el Gran Regalo del Cielo, no lo dejéis
pasar, Mis Niños.
Acudid, con especial
atención y dedicación, a la Santa Misa y abrid vuestro pensamiento y corazón
para que la Santa Luz del Espíritu penetre y permanezca en vosotros.
No dejéis pasar ni una oportunidad de
celebrar a un santo,
a una advocación de su
Santísima Madre
en su día para que recibáis muchas bendiciones en este Fin de los Tiempos.
Aprovechad cada
ocasión para santificaros, que es el ahorro que haréis, que tendréis para Los
Santos Cielos, Mis Pequeños, Mis Amados, Mis Niños.
Estudiad, como se
os ha dicho, Mis Apariciones porque os he ido trayendo los mensajes que debéis
atender en la tierra.
Estudiadlos, no los dejéis de lado. Cuando os llegue la nostalgia: volved al
Cielo y pensad el gozo tan grande que tendréis allá donde todo es gozo y amor y
amistad y plenitud; donde ni la enfermedad ni la maldad ni la separación ni el
odio tienen cabida. Ilusionaos con ello, ya no con las cosas vanas del mundo.
Llenaos de fe, llenaos de esperanza, llenaos de caridad, llenaos de gozo
anticipado porque el Reino de Los Cielos está abierto para acogeros.
Preparad y tened lista vuestra alma para que en cuanto se os llame seáis como
soldados listos para la batalla.
Estad listos y preparados siempre, Mis Pequeños, en este Fin de los Tiempos. No
os demoréis más que el tiempo ya no es tiempo y los acontecimientos uno tras
otro se desarrollarán.
(*) “…Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la
iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos…” (Daniel 9: 24)
(*) Según los
estudiosos del tema una semana de Daniel equivale a 7 años.
HDDH
( Domingo de Pentecostés, 19 de Mayo )
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