Rosario vespertino .
Temas:
Todavía podríais disminuir los acontecimientos con un cambio de vida
hacia el Bien, siguiendo lo que Mi Hijo os pidió y, también, rezando
el Santo Rosario, como tanto os lo ha pedido Mi Hija.
Os he dicho que la duda Me ofende, porque no es lo mismo una promesa
de un hombre a otro, que una Promesa de un Dios a un hombre.
Buscadme y Me encontraréis, os amo, Mis pequeños y no creáis que Yo
Me alegro con todos los desastres que se os avecinan, porque
sufriréis inmensamente, Yo quiero vuestro bien.
También quiero hablarles a las almas amigas, a las almas hermanas, a
las almas buenas, a las almas santas. Vosotros estáis Conmigo.
Mi Hijo, pasaba noches enteras orando, intercediendo por cada uno de
vosotros, a cada uno de vosotros os vio a lo largo de su existencia,
oraba por vosotros, intercedía por vosotros, se daba por vosotros y
Murió por cada uno de vosotros.
Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V. (9 de abril
de 2015)
Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Todavía podríais disminuir los acontecimientos con un cambio
de vida hacia el Bien, siguiendo lo que Mi Hijo os pidió y, también,
rezando el Santo Rosario, como tanto os lo ha pedido Mi Hija.
Hijitos Míos, os he pedido muchas veces que os apartéis del Mundo,
en el sentido de ya no buscar más los bienes de él, sino que os
centréis en las necesidades espirituales, tanto las propias como las
de vuestros hermanos.
La maldad del Mundo se va acrecentando, vuestra espiritualidad,
vuestra devoción y amor hacia Mí, va disminuyendo, ¿cómo podréis
luchar contra las fuerzas del mal, Mis pequeños? Debierais estar
atentos a las necesidades espirituales que estáis viviendo y que
vuestros hermanos están también, viviendo.
Yo conozco el corazón de cada uno de vosotros y veo que Me habéis
hecho a un lado, que ya no hay vida espiritual en vuestro interior,
que ya no hay respeto por Mis Leyes y Decretos, dictados para
vuestro bien, dictados para vuestra perfección.
Vosotros queréis que todo se componga a vuestro alrededor y os
pregunto, ¿para qué? ¿Para que suceda lo mismo que Le sucedía a Mi
Hijo cuando les daba de comer a los que Le seguían? Querían ser
curados, querían ser alimentados, querían sentirse bien, pero para
seguir pecando, no para un cambio total de vida.
El hombre sigue siendo hombre, no quiere mejorar, no busca su
perfección. Hay muy pocos, de entre vosotros, que buscan realmente
agradarme con un cambio de vida radical, o al menos paulatino.
Exigís mucho de parte Mía, pero Yo no os puedo pedir ni un poquito,
porque os sentís presionados, os sentís maniatados e inmediatamente,
Me respondéis con un “no quiero” o, simplemente, no hacéis caso a
Mis peticiones. Queréis seguir haciendo vuestra voluntad y Yo no os
puedo pedir, ni siquiera un poco, para que, al cambiar de vuestra
forma de vivir, Yo Me pueda derramar en bendiciones, agradeciéndoos
el esfuerzo que hacéis por mejorar y estar más cerca de Mí.
Por eso he de permitir todo lo que está profetizado desde antiguo en
las Sagradas Escrituras y recordado posteriormente por profetas,
santos o por Mi Hija, La Siempre Virgen María.
¡Siento tanto lo que os va a suceder! ¡Siento tanto lo que
padeceréis, pero vosotros no respondéis de otra forma! ¡Necesitáis
el castigo, el dolor, para entender!, y eso, Me molesta mucho,
ciertamente, porque fuisteis creados en el Amor, para el Amor, y un
deseo Mío debiera bastaros para responder de la misma forma como os
pido las cosas, que son con Amor, pero no, os entercáis y acabáis
haciendo vuestra voluntad, a pesar de que Me ofendéis y Me causáis
graves Dolores a Mi Corazón.
Todavía podríais disminuir los acontecimientos con un cambio de vida
hacia el Bien, siguiendo lo que Mi Hijo os pidió y, también, rezando
el Santo Rosario, como tanto os lo ha pedido Mi Hija, La Siempre
Virgen María pero, os vuelvo a repetir, no queréis cambiar, no
queréis avanzar prácticamente nada en vuestro crecimiento espiritual
y en vuestro arrepentimiento contra todo el daño que Le causáis a Mi
Corazón.
Queréis mucho y no ofrecéis nada, os he repetido tantas veces. Me he
cansado de repetiros todo esto que ahora os digo, esperando que en
algún momento cambiéis y entendáis Mis Palabras, que van a ser para
vuestro Bien.
Los Cielos oran por vosotros, en el Purgatorio se ora por vosotros;
las almas buenas, entregadas a Mí, en la Tierra, oran por vosotros.
Los que estáis mal, los que no entendéis porque no queréis entender,
sois aquellos que tanto mal hacéis en el Mundo. Se os ha dado mucho
y no queréis dar algo bueno salido de vuestro corazón.
Si durante los acontecimientos se realizara un cambio en vuestro de
corazón, tened por seguro que Yo detendría todo, con tal de que no
sufrierais y regresarais a Mí, pero, ¡cómo quisiera que no llegarais
ni siquiera a los acontecimientos de dolor que se vendrán!, no Me
gusta veros sufrir, no Me gustan vuestras lágrimas de dolor, porque
os veo como niños pequeños, a pesar de que muchos de vosotros
lleváis mucha maldad en vuestro corazón. Arrepentíos verdaderamente
y Mis Bendiciones caerán sobre vosotros y sobre toda la humanidad,
os lo aseguro.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Os he dicho que la duda Me ofende, porque no es lo mismo una
promesa de un hombre a otro, que una Promesa de un Dios a un hombre.
Hijitos Míos, os he dicho que la duda Me ofende, porque no es lo
mismo una promesa de un hombre a otro, que una Promesa de un Dios a
un hombre.
Cuando Yo Prometo, Mis pequeños, aseguráis el resultado. Cuando hay
promesas entre hombres, pocas veces podréis estar seguros de que se
va a llevar a cabo lo que se prometió.
Yo os he prometido un gran Bien para todos aquellos que están
Conmigo, que Me buscan que desean la salvación de sus almas, pero,
aun así, dudáis y, en cierta forma, puedo comprender esa situación,
porque os he dicho que recibiréis regalos inmensos, grandísimos, que
vosotros ni siquiera os podéis imaginar y esa es una duda válida,
porque no estáis acostumbrados a cosas extraordinarias, pero así Soy
Yo, Mis pequeños. Agradezco infinitamente por todo lo que hacéis y
lo que haréis, no dudéis, cuando os he dicho: “esto o aquello, se
dará”, porque está plasmado en las Sagradas Escrituras, que hasta el
punto o la coma más pequeñas, se realizará, porque así es Mi Promesa
y así busco y protejo a todos aquellos que están Conmigo y que han
luchado por mantenerse Conmigo.
Ciertamente, el mantenerse unidos a Mí, en estos tiempos, para
vosotros, que tanto divagáis y que tenéis tantos compromisos, es un
triunfo del alma poder lograr todo lo que os pido pero, recordad que
Yo estoy en vuestro interior. Mucho de lo que no lográis hacer, Soy
Yo, el que os saca del apuro, porque Yo conozco bien todo lo que
hacéis y lo que necesitaréis para que llevéis a cabo vuestra tarea
diaria lo mejor posible.
Yo Vivo en vuestro corazón, Yo os estoy protegiendo, os estoy
guiando en todo momento. No dudéis Mis pequeños, de todo el Bien que
recibís.
Pedidme lo que necesitéis, sois almas pequeñas, manteneos luchando
por vuestro propio bien y por el de los vuestros, ninguna de
vuestras oraciones será desoída, Yo no tapo Mis Oídos a vuestros
ruegos, pero agradezco de todo Corazón vuestros agradecimientos,
porque con ello denotáis que tenéis vuestro corazón en Mí, que Me
agradecéis de corazón y, de esta forma, Yo también agradezco
derramando infinidad de Bendiciones sobre todos vosotros y sobre los
vuestros.
Amén.
Tercer Misterio. Habla Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Buscadme y Me encontraréis, os amo, Mis pequeños y no creáis
que Yo Me alegro con todos los desastres que se os avecinan, porque
sufriréis inmensamente, Yo quiero vuestro bien.
Hijitos Míos, cuando iban a apedrear a la mujer adúltera, escribí en
el piso, veía Yo el pensar de cada uno de los que estaban ahí,
cuánto pecado llevaban y, estaban tratando de destruir una vida por
un pecado cometido, cuando ellos llevaban una carga mayor.
Pregunté, “el que no tenga pecado que tire la primera piedra y, se
fueron yendo, primero los viejos y luego los jóvenes”
En estos tiempos, hago la misma pregunta: “el que no tenga pecado,
que tire la primera piedra”.
Cuánto mal hay en el Mundo, Mis pequeños, el pecado ha crecido a
niveles extraordinariamente altos. Aún la misma juventud está
podrida, no se vive vida espiritual, vida de arrepentimiento, no se
busca la mejora espiritual para ganaros el Cielo y para agradarme a
Mí, vuestro Dios con vuestros bienes, con vuestros buenos deseos y
acciones hacia vuestros hermanos, creando un Mundo más feliz,
respetable, lleno de Mi Amor. ¡Oh!, Mis pequeños, cómo quisiera que
en vuestro Mundo se viviera realmente el Amor que os vino a Enseñar
Mi Hijo a la Tierra. ¡Cuánto desperdiciáis! ¡Si hubierais entendido
la lección y la donación de Mi Hijo! Si de veras hubierais entendido
todo lo que Él os dio, con Su Vida, con Su Ejemplo, con Sus
Palabras, con Sus gestos, con Sus Milagros, pero, sobre todo, con Su
Santísima Comprensión, sabiendo que sois débiles y traicioneros. Si
no fuera por Él, Mis pequeños, todos vosotros os mereceríais la
condenación eterna.
Sí, ciertamente, la gran mayoría de los seres humanos, se merecen la
condenación eterna y es triste, muy triste, puesto que para eso vino
Mi Hijo a la Tierra, para que vosotros fuerais tomando ya de esa
vida espiritual, y esa vida espiritual madura os estaría llevando
directamente al Reino de los Cielos.
Pero preferís el Mundo, ¡qué tristeza Me dais!, es como si Yo
quisiera daros barriles repletos de piedras preciosas, de oro y de
cuantos valores vosotros apreciáis y en lugar de tomarlos,
prefirierais carbón o cosas sin valor.
Quiero que entendáis esto, Mis pequeños, porque os estoy dando la
salvación en forma gratuita. Mi Hijo se dio por vosotros, en forma
gratuita, porque Yo se Lo pedí, para que pudierais tener acceso al
Reino de los Cielos, pero no, vosotros seguís prefiriendo la maldad
de Satanás, los errores que os rodean, la mentira que traéis todos
vosotros.
No queréis mejorar, no queréis tener una vida profunda en donde Me
encontréis a Mí en vuestro corazón y podamos tener largos diálogos y
no os imagináis cuánto los gozaríais, porque Yo os enseñaría
infinidad de cosas bellas, como las que un padre enseña a un hijo.
Yo os quiero dar el Cielo, entendedlo y entendedlo bien, para que no
Me reprochéis nada, después que, por vuestra terquedad, perdáis el
Reino Eterno.
Tengo paciencia, pero ésta ya se terminó. Tratad con vuestro cambio
de vida. Acercaos más a Mí, concededme vuestras alegrías, vuestros
logros, quitadme dolores, reparad por vuestros pecados y por los de
vuestros hermanos y veréis cómo empiezan a caer Bendiciones sobre
vosotros y sobre los vuestros.
Buscadme y Me encontraréis, os amo, Mis pequeños y no creáis que Yo
Me alegro con todos los desastres que se os avecinan, porque
sufriréis inmensamente, Yo quiero vuestro bien. Os amo.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: También quiero hablarles a las almas amigas, a las almas
hermanas, a las almas buenas, a las almas santas. Vosotros estáis
Conmigo.
Ciertamente, Mis pequeños, que continuamente hablo para la
conversión de las almas que viven en el error y en el pecado, pero
también quiero hablarles a las almas amigas, a las almas hermanas, a
las almas buenas, a las almas santas. Vosotros estáis Conmigo.
Vosotras, las almas que habéis luchado por manteneros en Mi Vida,
vida espiritual, vida de amor, vida de lucha, sí, de mucha lucha
contra las fuerzas de Satanás que se han desatado fuertemente por
todo el Mundo, vosotros, que tenéis esas almas, os voy guiando y os
voy protegiendo, porque, ciertamente, cuando Satanás ve que un alma
sobresale en el Bien, inmediatamente la ataca y con mayor fuerza,
pero Yo estoy con vosotros.
Por otro lado, los que estáis Conmigo, la tarea que os he
encomendado que hagáis, se ha incrementado. Alguna vez os pedí que
hicierais vuestra tarea lo más perfectamente posible, pero ahora
tenéis que trabajar al doble o al triple, porque no cuento ya con
muchas almas en las cuales Yo pueda tener plena confianza en ellas
para que obren de acuerdo a Mi Voluntad.
Pero, vosotros, que tenéis esas almas buenas, que comprendéis la
situación actual y, cuando veis palpablemente que aumento vuestro
trabajo hacia Mí, y vuestro compromiso y lo aceptáis y no Me
reprocháis nada, estad seguros, Mis pequeños, que Yo os estoy
protegiendo, os estoy guiando, os estoy regalando con infinidad de
dones y de Mis Regalos espirituales para que hagáis vuestra tarea y
la de muchos de vuestros hermanos, que empezando bien, y estando
Conmigo, terminaron mal y, hasta atacándome, eliminándome de su
vida.
Ciertamente, vosotros, los que tenéis esas almas comprometidas y que
estáis trabajando fuertemente por Mi Reino en la Tierra, seréis
recompensados muchísimo, más que aquellos que, a regañadientes están
trabajando para Mí o que aquellos que, prácticamente, no han dado
nada, que vivieron en el mal y en el último momento de su vida se
arrepintieron y los salvé, pero esas almas, obviamente, no hacían
algo bueno, sino más bien trabajaron para Satanás y se arrepintieron
en el último momento de su vida.
Seguid adelante, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, los que
entendéis ya, como almas maduras, lo que es vuestra misión y lo que
necesito de vosotros. Mucho bien se va derramando sobre vosotros y
sobre los vuestros y lo notáis.
Seguid adelante y estad seguros que Yo Me gozo en vosotros, que sois
Mis oasis en este Mundo tan turbulento y de tanto pecado. En
vosotros puedo descansar y puedo gozarme, porque sois almas que Me
dais confianza, sois almas que habéis aprendido a trabajar para los
Bienes del Cielo, sois almas que aceptáis Mi Voluntad y, aunque todo
se vuelva adverso en vuestra vida, seguís adelante y no os ponéis en
contra Mía.
Seguid
recibiendo Mis Bendiciones, para que podáis seguir salvando a
hermanos vuestros.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Mi Hijo, pasaba noches enteras orando, intercediendo por cada
uno de vosotros, a cada uno de vosotros os vio a lo largo de su
existencia, oraba por vosotros, intercedía por vosotros, se daba por
vosotros y Murió por cada uno de vosotros.
Hijitos Míos, haced de la oración un arma poderosísima para que
podáis luchar contra las fuerzas de Satanás. Sabéis que vuestra
oración, llena de confianza, llena de amor, siempre va a ser
escuchada por Mí, por vuestro Dios.
Mi Hijo, pasaba noches enteras orando, intercediendo por cada uno de
vosotros, a cada uno de vosotros os vio a lo largo de su existencia,
oraba por vosotros, intercedía por vosotros, se daba por vosotros y
Murió por cada uno de vosotros.
Ninguna alma dejó de estar en la mente y en el corazón de Mi Hijo.
Él es Dios y conoce lo que Yo tengo en Mi Pensamiento y, sobre todo,
el Deseo de la salvación de las almas y qué mejor, recordaros a cada
uno de vosotros cuando Él se estaba dando por vuestra salvación
eterna.
Ninguno de vosotros fue olvidado por Él, todos vosotros estabais en
Su Mente y en Su Corazón, se dio por vuestra salvación, se dio por
vuestro crecimiento espiritual, se dio para que fuerais verdaderos
testigos de Su Obra, de Su Amor, de Su Donación, de Su Muerte y
Resurrección y, vosotros, ¿qué hacéis por Él para reparar por los
pecados que seguís cometiendo? No hacéis prácticamente nada, no
reparáis, no oráis, no agradecéis, no os dais por Mi Hijo para
quitarle dolores y penas, que vosotros mismos y vuestros hermanos,
alrededor del Mundo y en todas épocas, se debieron haber donado,
para quitarle a Mi Hijo tanto dolor, que no se merece.
Él es todo Bondad, Él es todo Amor y se le trató como a un criminal
de lo peor, Él, el Santo de los Santos, y fue crucificado como el
peor de los criminales, pero tenía que pasar por ello para salvaros
a cada uno de vosotros.
Pedid perdón, Mis pequeños, por vuestros pecados y por los de
vuestros hermanos, reparad, amad a Mi Hijo de corazón, acompañadle
en todo momento. Recordad que Él está fuera del tiempo y que lo que
hagáis en este momento, Él lo recibe como si fuera hace dos mil
años. Dadle muchas alegrías, poneos en Su lugar, en algún momento
que recordéis de Su Vida o de Su Pasión.
Ése es el gran problema de todos vosotros, que no os ponéis en el
lugar de los que sufren, de los que necesitan de vuestra oración, de
los que necesitan un momento de vuestra vida o un poquito de vuestro
amor para compartir y sentirse bien.
Cuanto desprecio de vuestra parte, y Él se dio por completo por cada
uno de vosotros. Meditad bien esto, Mis pequeños y dejad que Mi
Santo Espíritu permita que vosotros podáis tener estas Verdades
dentro de vuestra mente y dentro de vuestro corazón, para que las
meditéis continuamente y agradezcáis por lo que vosotros recibís y
por lo que también reciben vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños. |