PADRE DOLINDO RUOTOLO

  Dentro de las oraciones que deseábamos incluir en el sitio, se encontraban algunas destinadas a socorrer a las almas del purgatorio. Por ello considerábamos fundamental incluir algunos pasajes del libro  El Purgatorio del padre italiano Dolindo Ruotolo. En la contratapa del mismo, fechado en 1982, en pocas líneas se informaba que a esa fecha se encontraba en proceso de canonización. Como no teníamos la seguridad que el proceso hubiese terminado y por otro lado queríamos darle el título que le correspondía hicimos las consultas del caso y cual no sería nuestra sorpresa el constatar que ni siguiera el proceso de beatificación había terminado.  Lo que más se necesita es darlo a conocer y hacer una cadena de oración para solicitar la pronta beatificación del padre. Durante sus últimos minutos, por una misteriosa razón, su cuerpo flotó ligeramente en la cama, como si fuera hacia una visión, la de su Madre Celestial, a quien dedicó toda su vida. La habitación se inundo de un delicado olor a flores (lirios). Nace a la vida eterna el 19 de noviembre de 1970. El padre era muy querido y la ciudad de Nápoles estuvo de luto por varios días.  Desde esa ciudad nos enviaron una oración magnífica hecha por él, la cual queremos compartir con ustedes. La oración incluye la mejor imagen del Jesús de la Misericordia, por lo que les sugerimos que bajen la oración en forma directa al final de esta página para que así  puedan apreciar el original. Les rogamos que la recen, impriman y  distribuyan en sus países.  A continuación reproducimos la oración: 

 

Jesús, Piénsalo tú

Una oración del Siervo de Dios Don Dolindo Ruotolo

 Jesús a las almas:

¿Por qué os confundís agitándoos? Dejad a mí la cura de vuestras cosas y todo se calmará. En verdad os digo que cada acto de verdadero, ciego  y completo abandono en mí, produce el efecto que deseáis y resuelve las situaciones espinosas.

Abandonarse a mí no significa atormentarse, trastornarse y desesperarse, volviendo luego a una oración agitada para que yo os ayude, y cambiar así la agitación en oración. Abandonarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, transferir el pensamiento de la tribulación, y confiarse a mí para que sólo yo opere, diciendo: piénsalo tú. Es contra el abandono, esencialmente contra la preocupación, la agitación y el querer pensar en las consecuencias de un hecho.

Es como la confusión que traen los niños que pretenden que la mamá piense en sus necesidades, y quieren pensarlas ellos, obstaculizando con sus ideas y sus fijaciones infantiles, su trabajo. Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia, cerrad los ojos y no pensad en el momento presente, transfiriendo el pensamiento del futuro como de una tentación, reposad en mi creyendo en mi bondad, y os juro por mi amor que, diciéndome con estas disposiciones: piénsalo tú, yo lo pienso de lleno, os consuelo, os libero, os conduzco.

Y cuando debo llevaros por una vía diferente de aquella que veis vosotros, yo os adiestro, os llevo en mis brazos haciéndoos hallar, como niños adormecidos en los brazos maternos, la otra orilla. Lo que os trastorna y os hace daño inmenso es vuestro razonamiento, vuestro pensamiento, vuestro tormento, y el querer a toda costa procuraros aquello que os aflige.

Cuantas cosas yo realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: piénsalo tú, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis  por producirlas, tenéis muchísimas cuando la oración es abandono pleno a mí. Vosotros en el dolor oráis para que yo realice, pero para que yo realice como vosotros creéis...

No os dirigís a mí, sino queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico la atención, sino que se la sugieren. No hagáis así, sino orad como os he enseñado en el Padre: Santificado sea tu nombre, esto es, sed glorificado en esta necesidad mía; venga a nosotros tu reino, esto es, todo concurra a tu reino, en nosotros y en el mundo; hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, esto es, dispón tú en esta necesidad como mejor te parezca para nuestra vida eterna y temporal.

Si me decís de veras: hágase tu voluntad, que es lo mismo que decir: piénsalo tú, yo intervengo con toda mi omnipotencia y resuelvo las situaciones más cerradas. He aquí, ¿Tú ves que la enfermedad apremia en vez de decaer?, no te agites, cierra los ojos y dime con confianza: Hágase tu voluntad, piénsalo tú.

Te digo que yo lo pienso y que intervengo como médico, y llevo a cabo un milagro cuando ocurre. ¿Tú ves que el enfermo empeora?. No te trastornes, sino cierra los ojos y di: piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso, y que no hay medicina más potente que una intervención mía de amor. Lo pienso sólo cuando cierras los ojos.

Vosotros sois insomnes, vosotros queréis evaluar todo, escudriñar todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis miradas. Oh, como yo deseo de vosotros este abandono para beneficiaros, y ¡cómo me entristezco al veros agitados!. Satanás tiende precisamente a esto: a agitaros para apartaros de mi acción y arrojaros como una presa de las iniciativas humanas.

 Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo. Yo hago milagros en proporción del pleno abandono en mí, y del ningún pensamiento vuestro; ¡ yo derramo tesoros de gracia cuando vosotros estáis en la plena pobreza!

Si tenéis vuestros recursos, aunque pocos, o si los buscáis, estáis en el campo natural y seguís por lo tanto el recorrido natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás.

Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los Santos; opera divinamente quien se abandona a Dios.

Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: Jesús, piénsalo tú. Y distráete, porque tu mente es aguda... y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí distrayéndote de ti. Haz así para todas tus necesidades, haced así todos, y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo juro por mi amor. Y yo lo pensaré, os lo aseguro.

Orad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y gran fruto, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?. Cierra los ojos y di con toda el alma: Jesús, piénsalo tú. No temas, lo pensaré y bendecirás mi nombre humillándote.

Mil oraciones no valen un solo acto de abandono: recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que esta:

                  ¡Oh Jesús me abandono en Ti, Piénsalo tú!

 

bajar oración original (pdf)

 

También se pueden hacer como Novena, de la siguiente forma:

 

Palabras de Jesús al Padre Dolindo Ruotolo

 


Día 1
¿Por qué se confunden al preocuparse? Dejadme a mí el cuidado de vuestros negocios y todo mantendrá la calma. Le digo que todo acto de verdadera, ciega y completa rendición a mí me produce el efecto que deseáis y que resuelve toda complicada situación.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 2
Entregarse a mí no significa ni inquietarse, ni estar amargado, ni perder la esperanza, ni tampoco significa ofrecerme una oración pidiéndome que le siga y transformarle la preocupación en oración. Está en contra de esta entrega, profundamente en contra, la preocupación, el estar nervioso y pensar en las consecuencias de todo. Es como la confusión que sienten los críos cuando les piden a su madre atender a sus necesidades, y luego intentan ocuparse de esas necesidades por sí mismos con el fin de que sus intentos se entrometan en el camino de su madre. Rendir significa cerrar plácidamente los ojos del alma, rechazar los pensamientos de tribulación y ponerse en mi cuidado, para que sólo yo actúe, diciendo "Ocúpate tu".

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 3
Cuántas cosas hago cuando el alma, en tanta necesidad espiritual y material, se dirige hacia mí, me mira y me dice; "Ocúpate tú", entonces cierra los ojos y se pone a descansar. Vosotros oráis para que yo actúe a través del dolor, pero que actúe del modo que deseas tú. No os dirigís a mí, sino deseáis que yo adapte vuestras ideas. No sois gente enferma que ruegan que les cure el doctor, sino gente enferma que le explican cómo hacerlo. Así que no actuéis de esta manera, sino orad como yo os enseñé en el Padrenuestro: "Santificado sea tu nombre", eso es, ser glorificado en mi necesidad. "Venga nosotros tu reino", eso es, deje todo que hay en nosotros y en el mundo estar en acuerdo con tu reino. "Hágase tu voluntad en el Cielo como el la Tierra", eso es, en nuestra necesidad, decidir si uno se ve preparado para nuestra temporal y eterna vida. Si verdaderamente me decís: "Hágase tu voluntad", que es lo mismo que decir: "Ocúpate tú", yo intervendré con toda mi omnipotencia, y resolveré las situaciones más complicadas.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 4
¿Ven el mal creciendo y no debilitando? No os preocupéis. Cerrad los ojos y decidme con esperanza: "Háganse tu voluntad, ocúpate tú". Yo os digo que yo ma ocuparé, y que yo intervendré igual como lo hace un doctor, y llevaré a cabo milagros cuando hagan falta. ¿Veis que la persona enferma se pone peor? No estéis tristes, sólo cerrad los ojos y decid: "Ocúpate tu". Yo os digo que yo me ocuparé, y que no hay medicina más poderosa que mi querida intervención. Por mi amor, esto os lo prometo.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 5
Y cuando yo os tenga que liderar por un camino diferente al que veis, yo os prepararé; os llevaré en brazos; dejaré que os encontréis, como cuando los niños duermen en brazos de sus madres, al otro lado del río. Lo que os preocupe y os duela inmensamente son vuestra razón, vuestros pensamientos y preocupaciones, y vuestro deseo de afrontar lo que os afecta.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 6
Estáis descansados; deseáis juzgar todo, organizar todo y llevarlo todo a cabo, y os rendís a la fuerza humana, o peor aún - a los hombres, confiando en su intervención, - esto es lo que complica mis palabras y mis puntos de vista. Oh cuánto deseo de vosotros esta rendición, para que os pueda ayudar; y cuánto sufro cuando os veo nerviosos! Satán intenta hacer justamente esto: perturbar a los seres y lanzarlos dentro de la mandíbula de la iniciativa humana, así que, confiad solamente en mí, descansad en mí y rendid a mi en todo.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 7
Yo llevo a cabo milagros en proporción a vuestra total rendición a mí y a vuestro pensar en vosotros mismos, yo siembro tesoros de gracias cuando estéis en la pobreza más profunda. Ni una persona de razón, ningún pensador, jamás ha llevado a cabo milagros, ni siquiera entre los santos. Él realiza trabajos divinos sobre aquellos que se rinden a Dios. Así que no lo penséis más, porque vuestra mente es propia de vosotros y resulta muy difícil ver el mal y confiar en mí, y a la vez no pensar en vosotros mismos. Haced esto para satisfacer vuestras necesidades, haced todos esto y veréis grandes milagros. Yo me ocuparé, esto os lo prometo.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 8
Cerrad los ojos y dejaos llevar por la fluida corriente de mi gracia; cerrad los ojos y no pensad en el presente, alejando, del futuro, los pensamientos, igual que lo haríais de la tentación. Reposad en mí, confiad en mi bondad y os prometo por mi amor que si decís "Jesús, ocúpate tu" que yo me ocuparé de todo; yo os consolaré, os liberaré y os guiaré.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)

Día 9
Orad siempre en preparación a la rendición, y recibiréis de ello paz y grandes recompensas, hasta cuando yo os otorgue la gracia de inmolación, de arrepentimiento y de amor. Entonces, ¿qué importa el sufrimiento? ¿Os resulta imposible? Cerrad los ojos y decid con toda vuestra alma, "Jesús, ocúpate tu". No tengáis miedo, yo me ocuparé y vosotros bendeciréis mi nombre. Mil oraciones no pueden igualar un sólo acto de rendición, recordad bien esto. No hay novena más eficaz que esta.

O Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo! (10 veces)


Madre, soy tuyo ahora y siempre.
A través de ti y contigo
siempre quiero pertenecer
completamente a Jesús.

 

Portada

 Página anterior (Oraciones)

 Página Siguiente (Devoción a los Santos Ángeles)

 

Páginas nuevas:

Meditemos con Jesús (importante)

Videos de música religiosa (popular)

Rosarios, Coronas y Coronillas

 

Esta página pertenece al sitio  "Oraciones y Devociones Católicas"

Visite siempre la Portada del sitio, siempre hay algo nuevo ahí.