CORONITA DE LOS DOCE PRIVILEGIOS
DE LA INMACULADA MADRE DE DIOS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
ANTÍFONA
Un gran portento apareció en el cielo, una mujer vestida del sol, la luna bajo
sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. (APC. 12, V. I.)
PRIMER
CUATERNARIO
V. Señora mía de San Juan, Virgen y celestial Paloma.
R. Tú defiendes Madre mía a los que rezan tu Corona.
V. Pues que nos proteges tanto como verdadera Madre.
R. Haz que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Padre nuestro, cuatro Ave Marías y Gloria.
SEGUNDO
CUARTERNARIO
V. Señora mía de San Juan, etc.
Igual al primero, y terminando con un Padre nuestro, cuatro Ave Marías y Gloria.
TERCER
CUATERNARIO
V. Señora mía de San Juan, etc.
Igual al primero y segundo, terminando con la Antífona, Oración y Ofrecimiento
que siguen:
ANTIFONA
Un gran portento apareció en el cielo, etc.
ORACIÓN
Acuérdate, ¡oh! piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que
alguno que recurriese a tu patrocinio haya sido desamparado de Ti. Yo animado
con esa dulce confianza, acudo a Ti, ¡oh! Virgen de las Vírgenes, a Ti vengo y
con temor me postro en tu presencia; no quieras ¡oh! Madre del Verbo Divino
menospreciar mis súplicas, antes bien, dígnate despacharlas favorablemente. Así
sea.
SACERDOTE: Virgen de San Juan, Tú eres nuestra Reina.
TODOS: Te rendimos homenaje.
SACERDOTE: Virgen de San Juan, Tú eres nuestra Madre.
TODOS: Nos entregamos a tus cuidados maternales.
SACERDOTE: Virgen de San Juan, Tú eres bienhechora de nuestro pueblo.
TODOS: Te damos gracias en nombre de nuestros hermanos, parientes y de todo el
pueblo.
SACERDOTE: Virgen de San Juan, Tú eres nuestra defensa.
TODOS: Nos encomendamos a ti, no permitas que las fuerzas del mal prevalezcan
sobre nosotros.
SACERDOTE: Virgen de San Juan, Tú eres nuestro Tesoro.
TODOS: Por eso nos bastas Tú, contigo lo tenemos todo. Tú eres la Gloria de
Jerusalén, eres la Alegría de Israel. Tú la honra de nuestro pueblo! (Judith)
DESPEDIDA:
TODOS: Tus fieles y amantes hijos, nos despedimos de Ti, dulce Señora; pero
dejamos en tus benditas manos nuestros corazones, bendícenos, Reina y Madre
nuestra y no permitas que nos manchemos con el pecado que mata el alma, queremos
llevar siempre limpio nuestro corazón, como tu Inmaculado Corazón.
SACERDOTE: Por tu limpia concepción y belleza sin igual;
TODOS: Cúbrenos con tu manto, Santa María de San Juan.
PREGÓN - POR TRES VECES
SACERDOTE: ¡VIVA LA REINA!
TODOS: ¡VIVA!
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