REZA CON EL SEÑOR
Meditaciones del libro "Ora con el Corazón" del Padre Slavko Barbaric.
1
Oración
Introductoria:
Mi Dios y Señor,
deseo fervientemente dedicarte estos momentos de mi tiempo. Apacigua mi corazón.
Ayúdame a abandonarme totalmente a Ti. No permitas que sean vacías mis palabras.
Deja que cada una de ellas que pronuncie sea un paso que me acerque más a Ti.
Ilumina mi mente y abre mi corazón, para que Tu Palabra crezca en mi interior,
como semilla de fe, esperanza y amor. Que crezca en mí, como lo hizo en el seno
inmaculado de la Virgen María, una vez que Ella - llena de humildad - aceptó ser
la esclava del Señor. Ayúdame a mí también a entregarme a Ti y a ser Tu esclavo
fiel. Creo en Ti, Padre, en Tu Hijo y en Tu Espíritu Santo. Amén.
Primer
Misterio - La Anunciación
María, Tú
consentiste de inmediato en ser la esclava del Señor, habiéndote sentido turbada
en un principio, pero impulsada después a aceptar la invitación celestial.
María, Tú eres la virgen de la que habla el profeta Isaías. Conocías tan bien a
Dios, caminabas desde siempre ante Su presencia. Le entregaste Tu vida, porque
estabas en espera del Mesías prometido. No podías creer que fueras Tú la virgen
sobre la cual descendería el Espíritu Santo para engendrar en su seno al
Emmanuel, a "Dios con Nosotros" y esto fue la causa de tu turbación primera.
Al mismo tiempo, Tu temor no fue el de los hombres egoístas y orgullosos, sino
aquel de los pobres de Dios, que humildemente desean hacer siempre la voluntad
del Señor, sin alardes ni presunción alguna.
María, no es de sorprenderse que Te sintieras regocijada también, en Tu seno
había fecundado la aurora que pondría fin a las tinieblas de la condenación,
dando principio al tan esperado Día de la Salvación.
Pudiera ser que fueran otros tus planes, cuando Dios irrumpió en tu vida con Su
plan maravilloso. Y, sin embargo, Tú, la más humilde de Sus esclavas, le abriste
de inmediato la puerta de Tu corazón. Tu ejemplo, María, me impulsa a volverme
yo también a Dios y decirle: "Oh, Señor, ¡Ven a mí, mi alma te espera generosa y
mi corazón está dispuesto a darte la bienvenida! Entra en mi vida y seré siempre
tu esclavo. Yo sé que no soy digno de que mores en mí, pero estoy cierto también
de que Tú amas a los pecadores y siempre andas en busca de ellos. Por eso,
Señor, entra en mi oscuridad, en mis problemas, en mis penas. Entra en aquellas
áreas donde mi pecado Te ha expulsado. Entra asimismo en todas partes de mi
vida, donde he preferido hacer lo que he querido, en lugar de Tu Divina
voluntad. Entra ya, hazlo ahora mientras oro y medito ante la Cruz de Tu Hijo
Jesús y ante la imagen de Su Madre, que lo concibió por obra y gracia del
Espíritu Santo.
Segundo
Misterio - La Visitación
María, Tú
acudiste presurosa a visitar a tu prima Isabel. Querías asistirla y acompañarla
mientras se venía el tiempo de que diera a luz a su hijo. Es voluntad de Dios,
que llevemos a Jesús a la vida de otras personas, una vez que El ha entrado en
nuestra vida. Que lo llevemos a los demás, cuando estén alegres o tristes; en
medio de sus oscuridades y amarguras. María, ayúdame por tanto a que crezca en
mí el amor por todos aquellos que padecen. Que la fuerza de este amor sea tan
grande, que me haga capaz de reconocer a Jesús en cada uno de mis hermanos y
hermanas que sufren.
Tercer
Misterio - La Natividad
Oh, María, Tú
das a luz al Verbo y Te conviertes también en la Madre de la Salvación. Tú que
consentiste en ser la esclava, eres ahora la Madre. El Señor enaltece a los
humildes y es por eso que has sido elegida para ser la Madre de Dios. Tú diste a
luz a Aquél, a quien los profetas habían anunciado y a quien los justos habían
esperado. María, tal y como se lo pedí, Dios ya ha entrado en mi vida. Le he
dicho también: "he aquí a Tu siervo." Pero los frutos de mi servicio no me han
convertido en un hermano o hermana, padre, o madre para los demás. Oh, Madre de
mi Señor, haz que El aparte de mí toda atadura que me impida dar verdadero
testimonio de Su presencia en mi vida. Hazlo ahora, mientras me postro en Su
adoración.
Cuarto
Misterio - La Presentación en el Templo
Ha llegado la
hora, María, de la presentación de Tu Primogénito ante el Padre Celestial, para
que venga al fin la salvación a toda la humanidad. Seguramente que en esos
momentos dijiste: "Oh, Dios, aquí está mi hijo. El es el fruto de mi vientre,
pero te pertenece primero a Ti como yo deseo pertenecerte, con todo mi corazón."
Madre, yo también estoy junto a Ti, en el Templo y ante el Señor. Te ruego que
me presentes a El como hiciste con Jesús. El me lo ha dado todo y todo le
entrego. No deseo guardar nada para mí, ni ante Dios ni ante los hombres.
Quinto
Misterio - Encuentran a Jesús en el Templo
Te observo,
María, criar a Tu Hijo con toda responsabilidad. Lo habías llevado al templo
para la fiesta de la Pascua. El gozo de este acontecimiento se convirtió en gran
dolor para Ti. Por tres días, no supiste donde se encontraba Jesús y estabas
afligida. Pero tu pena no te impidió hacer la voluntad del Padre. Fuiste en
busca de Tu Hijo y ese afán tuyo fue recompensado con un nuevo gozo. María, al
meditar estos misterios, descubro como fue que Dios - después de haber entrado
en tu vida - te fue preparando para cada gran sacrificio, concediéndote siempre
gracias mayores después. Alentado por estos arcanos sucesos, de cara a cualquier
prueba o temor, digo nuevamente: "Aquí estoy, oh, Señor, entra en mi vida.
Deseo, como María, hacer siempre Tu voluntad, aún en los tiempos difíciles.
Deseo que todas mis cruces y dificultades engendren nuevos encuentros Contigo.
Oración final:
Gracias, Señor, por haberme permitido meditar Tu llegada a la vida de la
Santísima Virgen María. Gracias, también, por haberla preparado a recibirte.
Ciertamente hiciste obras grandes por Ella. Ahora sé, que tampoco a mí me
abandonarás, porque Tú ya has entrado a mi vida. Condúceme y dame la gracia de
dejarme guiar por Ti.
"La medida
del Amor...es, el Amor sin medida".
(San Agustín)
2
Oración
Introductoria:
Mi Dios y
Señor, deseo fervientemente dedicarte estos momentos de mi tiempo. Apacigua mi
corazón. Ayúdame a abandonarme totalmente a Ti. No permitas que sean vacías mis
palabras. Deja que cada una de ellas que pronuncie sea un paso que me acerque
más a Ti. Ilumina mi mente y abre mi corazón, para que Tu Palabra crezca en mi
interior, como semilla de fe, esperanza y amor. Que crezca en m, como lo hizo en
el seno inmaculado de la Virgen María, una vez que Ella - llena de humildad -
aceptó ser la esclava del Señor. Ayúdame a mí también a entregarme a Ti y a ser
Tu esclavo fiel. Creo en Ti, Padre, en Tu Hijo y en Tu Espíritu Santo. Amén.
Primer
Misterio: Bautismo de Jesús en el Jordán
"En esos
días, Jesús vino desde Nazaret a Galilea y fue bautizado en el Jordán por Juan.
(Marcos 1:9)
Segundo
Misterio: Primer Milagro de Jesús en las Bodas de Caná
Jesús hizo
esto como principio de sus señales en Caná, y así reveló su gloria, y sus
discípulos comenzaron a creer en El. (Juan 2:11)
Tercer
Misterio: Proclamación del Reino de Dios, con su llamado a la conversión.
Después de
que Juan fuera arrestado, Jesús vino a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
(Marcos 1:14)
Cuarto
Misterio: La Transfiguración
Luego de seis
días, Jesús tomó a Pedro, Juan y Mateo, y los apartó a lo alto de una montaña. Y
se transfiguró delante de ellos. (Marcos: 9:2)
"La medida del Amor...es, el Amor sin medida".
(San Agustín)
3
Padre, hágase Tu voluntad. Por la señal de la Santa Cruz...
Oración
Introductoria:
Jesús mío, Tu
venida a este mundo fue maravillosa, porque aceptaste padecer como un hombre
cualquiera. No te faltaron tribulaciones, y sin embargo, siempre estuviste
dispuesto a aliviar los sufrimientos de los demás, a acabar con sus aflicciones,
a sanarlos, a consolarlos. No obstante, ahora ha llegado Tu hora, se aproxima Tu
calvario. Tu muerte, inevitable, se acerca. Ante estos acontecimientos, Jesús,
no quisiera dejarme vencer por el sueño, sino velar contigo. Quisiera, oh Señor,
que mi oración trajera consuelo a aquellos de mis hermanos y hermanas que sufren
en estos momentos. Quisiera proporcionarte, a Ti en ellos, gozo y fortaleza.
Envía Tu Espíritu sobre mí para que pueda aprender a orar y logre así acercarme
más a Ti. Amén
Primer
Misterio - Jesús Ora en el Huerto.
Jesús, en el Huerto de Getsemaní experimentaste dolor y angustia. Rogaste a Tu
Padre que apartara de Ti el amargo Cáliz, pero añadiste inmediatamente, "Padre,
hágase Tu voluntad y no la mía." Tú que habías aliviado el sufrimiento de
tantos, Te encontrabas ahora solo en medio de Tu sufrimiento. Nadie estaba
contigo para ayudarte. Lo hubiera podido hacer el Padre, pero tu aceptaste beber
ese cáliz hasta la última gota. Cuán amarga debe haber sido tu agonía, empezaste
a sudar sangre. Yo creo que en éste, Tu sudor sangriento, estaban presentes los
sufrimientos y agonías de toda la humanidad. Jesús mío, gracias por cada gota de
sangre que brotó con Tu sudor.
Yo sé que desde ese momento la agonía de la humanidad se convirtió en una agonía
redentora para el que la sufre y también para los demás. Te ruego que vuelvas tu
mirada misericordiosa sobre todos aquellos que en estos momentos buscan hacer la
voluntad del Padre pero no tienen la fortaleza necesaria para cumplirla. Padre,
en nombre de Jesús te pido que la agonía que les causa esa lucha interior se
convierta para esos hijos tuyos en una fuente de redención, a través de la
aceptación de Tu voluntad.
(Permanecer en silencio orando por aquellos que sufren)
Padrenuestro, 10 Ave Marías, Gloria y Oh, Jesús mío...
Segundo
Misterio - La Flagelación
Jesús mío,
una vez aprehendido fuiste torturado en el pretorio de Pilatos. Sé en qué
consistía este suplicio: primero ataban al condenado a una columna. Su cuerpo
era entonces azotado con un flagelo, sin piedad alguna por parte de los
verdugos. Oh Jesús, al pensar que Tú viviste esa tortura, me quedo sin aliento y
mi corazón se congela... Y no obstante, Tú, lleno de misericordia, perdonaste a
los que hirieron tu cuerpo. Es por eso, Señor, que por Tu flagelación yo te pido
que liberes a todos aquellos que se niegan a hacer la voluntad del Padre,
destruyéndose a sí mismos, porque no se deciden a desterrar de sus corazones el
azote del odio y del rencor que los flagela.
Gracias por la enseñanza de amor y perdón que nos diste, cuando fuiste azotado
sin compasión.
Padrenuestro, 10 Ave Marías, Gloria y Oh, Jesús mío...
Tercer
Misterio - Coronado con Espinas
Oh Señor,
después de tu flagelación ciñeron tu frente con una corona de espinas. Sobre Tu
cuerpo sangriento colocaron un sucio manto color púrpura. Los que se encontraban
a tu alrededor se divirtieron a costa Tuya. No estaba ya Contigo ninguno de tus
amigos, porque habían huido lejos de Ti.
Cuando el odio comienza a fraguar planes perversos, difícilmente se detiene. No
fue suficiente para tus ejecutores haberte azotado sanguinariamente sino que
ahora además tenían que ridiculizarte también. Pero nuevamente su odio y rencor
no lograron aniquilarte. no perdiste la calma en medio de Tus sufrimientos. Los
que se burlaban de Ti vieron en Tu actitud que sentías una gran compasión por
ellos y que los perdonabas, aún aquellos que ejercieron sobre Ti toda su
crueldad. Es más, descubrieron que los amabas y que no los condenabas. Pero pudo
más su perversidad. Así sucede también con ese hombre, familia, comunidad que se
deja influenciar por el maligno; nunca podrá detenerse en su acción destructora.
Oh Jesús, mira a todos los que son injuriados, humillados, despreciados,
rechazados. Redímelos a todos con Tu corona de espinas, no dejes que sus almas
sucumban bajo el escarnio de sus opresores y verdugos. No permitas que intenten
vengarse respondiendo al mal con el mal. ¡Jesús, en Tu nombre, haz que abunde el
perdón!
Padrenuestro, 10 Ave Marías, Gloria y Oh, Jesús mío...
Cuarto
Misterio - Con la Cruz a Cuestas
Jesús, Tú cargaste tu cruz hasta el Calvario. Sólo sé que el camino que te llevó
a la crucifixión estuvo lleno de horror. No obstante, en ese mar de sufrimiento
y dolor, cayeron tres gotas de rocío que fueron un bálsamo para Ti: el encuentro
con Tu Madre, el paño de la Verónica y la breve ayuda que Simón el Cirineo te
prestó, al cargar tu cruz. Seguramente que apreciaste estas gotas de aliento en
todo lo que valían.
Que nunca me sea penoso aliviar los sufrimientos de los demás. Te pido
especialmente que nos ayudes a todos a no hacernos más pesadas nuestras cruces y
sufrimientos agobiándonos unos a otros. Y es que yo sé que es la voluntad del
Padre que todos estemos alegres y amándonos siempre, aún en los momentos más
difíciles.
Padrenuestro, 10 Ave Marías, Gloria y Oh, Jesús mío...
Quinto
Misterio - Jesús Muere en la Cruz
Después de haber aceptado beber hasta el final el cáliz que El mismo te había
ofrecido, encomendaste Tu Espíritu en manos del Padre y moriste en la Cruz.
Siento en este momento que debo meditar en silencio ante todos lo hechos
ocurridos en el Calvario. No hay nada que decir, sólo que lamentar...
Jesús mío, gracias por haber padecido todo esto por nosotros. Enséñanos a amar y
a perdonar. Fortalece a aquellos que por falta de amor a sí mismos, no son
capaces de perdonar, destruyéndose y destruyendo a los demás con el odio y el
rencor. Ayúdanos a todos a aceptar la voluntad del Padre, como Tú lo hiciste. Es
éste el único camino hacia la salvación.. Te pedimos también por todos los
moribundos, dales la fortaleza que necesitan para encomendar con tranquilidad el
espíritu en manos del Padre. ¡Oh Señor Jesús, llévanos a Tu Paz!
No me mueve,
Señor, para quererte
El Cielo que me tienes prometido
Ni me mueve el infierno, tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor
Muéveme el verte
Colgado en una cruz y escarnecido
Muéveme el ver Tu Rostro tan herido
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, Tu amor, de tal manera
Que aunque no hubiera cielo, yo te amara
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera
Porque aunque lo que espero no esperara
Lo mismo que te quiero, te quisiera.
(San Francisco Javier)
"La medida del Amor...es, el Amor sin medida".
(San Agustín)
4
Oración
Introductoria
Padre, yo deseo bendecirte, porque por medio de Tu Hijo Jesucristo has vencido a la muerte. Abre mi corazón e ilumina mi mente, para que sea capaz de glorificarte por ello. Eso es todo lo que espero de Ti en estos misterios.¡Ilumíname para que sea capaz de alabarte! Permite que viva para gloria Tuya y en honor de Tu Hijo Jesús, que resucitó de entre los muertos con el poder del Espíritu Santo, que vive y reina en unidad Contigo y Jesús resucitado. Amén
Primer
Misterio - La Resurrección
Jesús mío,
resucitaste glorioso de entre los muertos y así venciste a la muerte. ¡Gloria a
Ti, conquistador victorioso! ¡Alabado seas por haber abierto nuestros sepulcros
y habernos devuelto a la vida! ¡Que todo aquello que había sido condenado a la
destrucción te alabe y te glorifique! ¡Que el universo entero te alabe!
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Segundo
Misterio - La Ascensión
Te glorifico,
Jesús mío, porque no dejaste a Tus apóstoles en la oscuridad. Los regocijaste al
hacerlos testigos de Tu Resurrección y permaneciste con ellos a lo largo de
cuarenta días. Posteriormente, a la vista de todos ascendiste a los cielos para
sentarte a la derecha del Padre, ocupando el lugar que Te correspondía como
vencedor de la muerte y el pecado. Antes de regresar al Padre, exhortaste a Tus
apóstoles a orar y a esperar Tu auxilio.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Tercer
Misterio - Pentecostés
Te bendecimos Jesús resucitado, por haber enviado Tu Espíritu Santo consolador
sobre Tus apóstoles. Oraban unidos a María, cuando el fuego de Tu Amor los
abrazó, transformando sus corazones y sus vidas. Gracias, Señor, por haber
cambiado su miedo en valor y su ansiedad en una gran paz; su falta de
entendimiento en testimonio poderoso que alcanza los confines de la tierra.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Cuarto
Misterio - La Asunción de María
Gloria y
honor a Ti, Señor Jesús, porque no preservaste a Tu Madre de vivir contigo Tu
amarga Pasión. Te bendigo por las gracias que en Ella derramaste, haciéndola
capaz de compartir contigo tu labor redentora. Por esta razón, glorificamos
también a la Virgen María, mientras meditamos Su Asunción. Gracias, Señor, por
haberla llevado Contigo en cuerpo y alma a los cielos. Gracias por habernos
abierto, a nosotros, en Ella, el camino a la Resurrección.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Quinto
Misterio - Reina de los Cielos
Alabado seas,
mi Señor, por haber coronado a Tu Madre como Reina de los Cielos y la Tierra.
Gracias, María, por haber permitido al Señor ser glorificado por medio tuyo.
Oración final
Te doy
gracias, oh Señor Jesucristo, porque a lo largo de estos misterios gloriosos del
rosario me has permitido sentir el poder de Tu victoria sobre el pecado y la
muerte. Te bendigo por el gozo que brindaste a Tu Madre, a Tus apóstoles, al
mundo entero y a toda la creación con Tu gloriosa Resurrección. Gracias porque
ya no seremos entregados a la muerte, sino invitados a una nueva vida. Alabado
seas, Jesús, porque nadie entre los hombres, Tus hermanos y hermanas, debe
terminar en la oscuridad y la muerte, sino gozar de la luz y la vida. ¡Permite,
Señor, que de ahora en adelante mi corazón te alabe sin cesar! Haz que la
melodía de la Resurrección, de la vida plena, del gozo, la paz y el amor nunca
abandone mis labios. Que sea así por el Espíritu Santo que vive y reina contigo
Jesús y con el Padre, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
"La medida del Amor...es, el Amor sin medida".
(San Agustín)
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